LA HABANA, 16 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un equipo de investigadores cubanos ha desarrollado un producto sintético capaz de provocar la muerte de células cancerígenas en animales cuyos efectos en seres humanos aún se están investigando pero que podría dar lugar al nacimiento de vacunas para el cáncer de próstata y el combate del virus del papiloma humano (VPH), esta última incluso con posible carácter preventivo.
Según explicó en declaraciones a la prensa local el jefe del Centro de Ingeniería Genética y Biotecnología (CIGB), el doctor en ciencias biológicas Silvio Ernesto Perea, este equipo de científicos descubrieron la relación que existe entre el desarrollo del cáncer y la caseína kinasa-2 (CK2), una enzima "crítica en el proceso de desarrollo del cáncer" que se encuentra "sobrexpresada o sobreproducida en altos niveles" en la mayoría de estos tumores.
"Aunque la enzima caseína kinasa-2 era conocida entre la comunidad científica, nadie la había considerado objeto destacado en la lucha contra el cáncer", destacó el responsable del CIGB.
A partir de este descubrimiento, los investigadores han desarrollado un producto sintético que inhibe la CK2, una molécula llamada CIGB-300. "A expensas de esta inhibición, la célula tumoral muere por un mecanismo conocido como apoptosis", señaló Perea, quien presentó estos avances durante el Congreso Internacional Biotecnología Habana 2006, que se desarrolla esta semana en Cuba.
El proyecto de investigación ha demostrado ya que la molécula inhibe la enzima y produce la muerte de la célula tumoral in vitro y en animales, según informó el doctor, quien adelantó que acaba de concluir un estudio clínico practicado en 31 mujeres con cáncer de cuello uterino destinado a demostrar la seguridad del producto en el paciente.
INDICADORES "ALENTADORES" EN HUMANOS
Aunque aún no están disponibles los resultados totales del ensayo, los primeros indicadores "son bastante alentadores" en relación con el objetivo de esa fase, que es la de comprobar si el producto es seguro para su empleo en seres humanos, señaló el experto.
También subrayó que, aunque concluyera la investigación favorablemente, "sería muy ingenuo si pensara que un medicamento va a desplazar a la terapia promedio" contra el cáncer.
"La idea es siempre insertarse con la terapia promedio, buscar cómo reducir los efectos de la quimioterapia y la radioterapia y hacer un tratamiento combinado. La combinación permite tener menos efectos adversos. El cáncer es un proceso complejo, multifactorial, por lo que atacando un solo blanco es muy difícil tener éxito", indicó el investigador.
Perea señaló además que la aplicación del CIGB-300 está orientada en principio, a los casos en los que la enzima está "sobrexpresada", es decir, en la mayor parte de los tumores sin distinción de su ubicación. No obstante, puntualizó que esto aún es una hipótesis.