MADRID, 19 Ago. (EUROPA PRESS) -
El 'omecamtiv mecarbil', un nuevo fármaco que activa una proteína para aumentar la contracción del músculo cardíaco, puede llevar a un nuevo enfoque para tratar la insuficiencia cardiaca sistólica (SHF, por sus siglas en inglés), una condición caracterizada por la incapacidad del corazón para contraerse con suficiente fuerza, según se recoge en la revista 'The Lancet'.
Los resultados de los dos primeros estudios clínicos con el fármaco 'omecamtiv mecarbil' sugieren que podría ser un tratamiento prometedor para la SHF, que actualmente afecta a cerca de 20 millones de personas en Estados Unidos y Europa, provocando el ingreso de cerca de 4 millones de personas cada año.
'Omecamtiv mecarbil' fue diseñado por un equipo dirigido por Fady Malik, de Cytokinetics Inc., South San Francisco, (Estados Unidos) para activar la miosina cardiaca, una proteína motora de las células musculares del corazón que genera la fuerza necesaria para que el músculo cardíaco se contraiga.
En los estudios preclínicos, 'omecamtiv mecarbil' mejoró la fuerza de cada contracción del músculo cardíaco, aumentó la duración de la contracción y el volumen de sangre se movió, sin aumentar el consumo de oxígeno. Pero hasta ahora no se sabía si este mecanismo se podría producir en los humanos.
Actualmente, se utilizan fármacos inotrópicos (que alteran la fuerza de las contracciones musculares) para mejorar la capacidad de contracción mediante el aumento de la concentración de calcio dentro de las células, lo que acelera la velocidad de contracción pero reduce el tiempo de eyección sistólica. Esto puede causar efectos secundarios potencialmente mortales tales como un ritmo cardíaco anormal e isquemia miocárdica.
DOSIS MÁXIMA TOLERADA
La primera prueba del nuevo medicamento en seres humanos fue diseñada para establecer la dosis máxima tolerada por John Teerlink del Veterans Affairs Medical Center (Estados Unidos) y sus compañeros. El 'omecamtiv mecarbil' y el placebo se administraron una vez por semana en forma de infusión intravenosa de 6 horas a 34 hombres sanos durante 4 semanas. La dosis máxima tolerada fue de 0,5 miligramos/kilogramos por hora.
'Omecamtiv mecarbil' aumentó, respecto al placebo, el volumen sistólico (el volumen de sangre bombeada por el corazón con cada latido), la fracción de eyección (nivel de fuerza de la contracción del corazón) y la fracción de acortamiento (medición de la eficacia global del ventrículo izquierdo durante las contracciones).
El aumento del tiempo de eyección sistólica y la función sistólica fueron directamente proporcionales al aumento de dosis de omecamtiv mecarbil, sin efectos adversos significativos en dosis de hasta 0,625 miligramos / kilogramos por hora.
"Este estudio proporciona la primera evidencia clínica para la usar en seres humanos un nuevo mecanismo para mejorar directamente la función cardiaca, es decir, la activación de la miosina cardiaca, y apoya el uso clínico potencial del medicamento en pacientes con insuficiencia cardiaca", aseguran los autores.
RESULTADOS EN PACIENTES CON INSUFICIENCIA CARDIACA
En el primer estudio de 'omecamtiv mecarbil' en pacientes con insuficiencia cardíaca, un equipo dirigido por John Cleland de la Universidad de Hull (Reino Unido) llevó a cabo un ensayo de fase 2 para investigar los efectos de 'omecamtiv mecarbil' administrado por vía intravenosa entre 2, 24 ó 72 horas a 45 pacientes con insuficiencia cardiaca estable que ya estaban recibiendo el tratamiento estándar.
El estudio mostró una dependencia significativa de la dosis en varias medidas de la función de bombeo del corazón, incluyendo el aumento de la duración de la sístole, el volumen sistólico y la fracción de eyección. Además, se observó que existe una asociación significativa entre la mejora de la función sistólica y el aumento de la concentración plasmática se observó.
Según los autores, "'Omecamtiv mecarbil' produce efectos dependientes de la dosis y dependientes de la concentración en la función cardiaca que aparecen en las concentraciones plasmáticas y son bien tolerados por los pacientes con insuficiencia cardiaca crónica estable".
"Son necesarios más estudios para establecer si los efectos observados en la función cardiaca se traducen en beneficios en los síntomas, la calidad de vida, la capacidad de ejercicio, la morbilidad o la mortalidad, concluyen los autores.