NUEVA YORK 6 Jul. (Reuters/EP) -
Investigadores norteamericanos han confirmado que en épocas de crisis económicas las ventas de productos de belleza entre las mujeres se ven impulsadas. Esto es lo que hasta ahora se conocía como la 'teoría del pintalabios' aunque, por otra parte, también se ha visto que afecta a otros artículos femeninos como los vaqueros y ropa de diseño.
El estudio, realizado por estudiantes de la Texas Christian University en Fort Worth (EEUU), ha demostrado que la desaceleración de la economía tiene un impacto positivo en la industria de la belleza, y que, en contra de los que se piensa normalmente de este sector, el precio no es un problema para el comprador.
La profesora de Psicología Social y autora del estudio, Sarah E. Hill, explica que, aunque esa comprobado que tanto hombres como mujeres intentan reducir sus gastos de consumo, "las mujeres tienen un mayor deseo de adquirir productos de belleza como respuesta a las señales de recesión".
"Están deseando gastar en cosas que se hacen atractivas", explica Hill, quien recuerda que es una actitud ya observada desde la Gran Depresión. Concretamente, examinaron cómo y por qué las recesiones económicas influyen en el comportamiento de las mujeres de los consumidores en una serie de experimentos.
Entre otros resultados, observaron que los hombres no querían comprar nada; mientras que las mujeres no mostraron interés alguno por los productos que no aumentan su atractivo.
"La mujer quiere hacer algo que les haga sentirse bien consigo misma, y son estas cosas que les hacen sentirse bien y las hace verse más atractivas para el resto", concluye.
El estudio, publicado en el 'Journal of Personality and Social Psychology', ha analizado las cifras de venta de productos de cuidado de la piel, maquillaje y fragancias. Así, se observó que las ventas aumentaron un 11 por ciento en los Estados Unidos en el 2011 en comparación con los años anteriores.
Asimismo, las ventas de productos de belleza aumentaron hasta dos dígitos en China, México y Argentina, mientras que subieron hasta un 9 por ciento en Gran Bretaña y el 3 por ciento en Francia.