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MADRID, 18 (EUROPA PRESS)
Científicos americanos y sudafricanos que trabajan en la lucha contra el sida en el sur de África han descubierto cómo el VIH "agota" a las células T asesinas que podrían combatir este virus. Los investigadores han comprobado que el VIH simplemente desactiva por completo a las células T funcionales volteando un interruptor molecular de las células. En los estudios realizados, no obstante, los científicos han mostrado cómo podrían fortalecer a las células T asesinas bloqueando este interruptor inhibidor llamado 'muerte programada-1' (PD-1).
El autor del estudio, Bruce Walker, del Howard Hughes Medical Institute del Hospital General de Massachusetts, asegura que los test clínicos con fármacos para bloquear el PD-1 podrían empezar muy pronto, ya que estos medicamentos ya existen. Sin embargo, ha advertido de que este tipo de drogas podrían causar efectos secundarios, como reacciones autoinmunes que provocaran que el sistema inmune atacara al cuerpo. Walker añade que los avances logrados pueden ser también aplicados a otras enfermedades virales crónicas.
"Es sabido desde hace tiempo que los enfermos de sida tienen muchas células inmunes específicas de VIH que uno pensaría que podrían combatir activamente el virus", explica Walker. "Pero el mayor rompecabezas es que incluso en fases muy avanzadas de la enfermedad, cuando uno puede aún contar con un gran número de este tipo de células inmunes, no parece que estén controlando el virus en absoluto", continuó.
Un importante avance de por qué las células T asesinas dejan de funcionar después de la infección procede de estudios realizados con ratones, publicados por el coautor Rafi Ahmed of Emory. Ahmed comprobó que la infección viral crónica inhibe a las células T activando el inhibidor PD-1. Asi, bloqueando el PD-1 en los ratones pudo recuperar la actividad de las células T y redujo la cantidad del virus en la sangre de los animales. Los estudios de este experto demostraron que bloqueando el PD-1 se rejuvenecía a las células T asesinas, lo que directamente atacaba al virus, aunque no se llegó a investigar sobre las células T ayudantes, que movilizan el sistema inmune contra la infección.
Los hallazgos de Ahmed impulsaron a Walker y sus colegas a explorar el papel del PD-1 en una extensa población de pacientes con VIH en KwaZulu-Natal, provincia del sur de África. Esta provincia es el epicentro de la epidemia del virus y una tercera parte de las mujeres embarazadas están infectadas.