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LOS ÁNGELES, 5 Mar. (Reuters/EP) -
El Concejo Municipal de Los Ángeles, Estados Unidos, ha acordado prohibir el uso de los cigarrillos electrónicos en restaurantes, bares, discotecas y otros espacios públicos, una decisión con la que se une a otras grandes ciudades norteamericanas como Nueva York, Boston o Chicago, que también han limitado el uso de estos productos.
Una portavoz del alcalde de la segunda ciudad más grande del país, Eric Garcetti, ha confirmado a Reuters que la medida se convertirá en ley en los próximos días.
Sin embargo, a diferencia de lo que ha sucedido en otras ciudades, la prohibición de Los Angeles no afecta a los puntos de venta o a su uso en salas de cine o teatro, donde sí estará permitido su uso.
Expertos en salud pública temen que estos productos, que recientemente han ganado popularidad entre adolescentes y adultos jóvenes, pueden servir como puerta de entrada al consumo del tabaco para quienes nunca han fumado, además del posible riesgo que puede suponer inhalar el vapor que desprenden estos cigarrillos, cuyos efectos aún no se han estudiado suficientemente.
Por ello, reconoce el concejal Mitch O'Farrell, uno de los impulsores de la propuesta, están "en la obligación de proteger a los trabajadores de los lugares públicos de los efectos que puede ocasionar el vapor que desprenden".
La propuesta ha sido rechazada por los fabricantes de cigarrillos electrónicos, que defienden que su producto es una alternativa más segura a los cigarrillos tradicionales y dicen que no hay evidencia de que el humo que desprenden estos dispositivos sea perjudicial. Además, aseguran que pueden ayudar a los fumadores a dejar el tabaco.
La prohibición se produce mientras el Gobierno de Estados Unidos está pensando en la posibilidad de introducir restricciones de carácter nacional. De hecho, la Agencia Americana del Medicamento (FDA, en sus siglas en inglés) ya ha propuesto una norma para incluir a los cigarrillos electrónicos bajo su jurisdicción para poder exigir a los fabricantes que paguen unas tasas, que detallen los ingredientes de sus productos y poder limitar las ventas a través de Internet o la publicidad dirigida a menores.