MADRID 25 Mar. (EUROPA PRESS) -
El secretario nacional de Sanidad y Asuntos Sociales del PP, José Ignacio Echániz, considera que el anuncio del secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, de que su partido recurrirá la normativa de la Comunidad de Madrid que permite la externalización de la Sanidad supone "una cortina de humo para evitar el fracaso de la gestión del líder socialista, ya que la colaboración con empresas privadas es una realidad en todo el ámbito sanitario desde hace años, también en Andalucía".
En este sentido, añade que entre los servicios públicos mayoritariamente gestionados por empresas privadas se encuentran los del ámbito sociosanitario, donde más del 90% de la actividad está gestionada por empresas privadas "sin que nadie ponga en duda su profesionalidad o su atención al paciente".
Así, apunta que otros servicios públicos, como ambulancias, diálisis o reducción de lista de espera quirúrgica "los realizan en muchos casos empresas privadas, de forma tan rigurosa como las públicas". Igualmente, ha señalado que "la gran mayoría de residencias de ancianos o de centros para discapacitados pertenecen o son gestionados por empresas privadas, que trabajan de forma concertada con la administración y nadie lo ha recurrido hasta ahora al Tribunal Constitucional, como propone Rubalcaba".
Por este motivo, Echániz ha calificado como "hipócrita y demagógico el discurso socialista de descalificar a cualquier empresa privada del sector sanitario. Y más cuando el propio secretario general del grupo socialista es usuario habitual de una clínica privada de Madrid", apostilla.
Desde la secretaría de Sanidad del PP se considera que el gobierno de la Comunidad de Madrid cuenta con el respaldo de los electores para llevar a cabo la gestión que considere oportuna, especialmente cuando buscan mejorar la asistencia sanitaria a todos los ciudadanos.
"El que una empresa privada busque un justo beneficio, al tiempo que crea empleo y riqueza, no quita que pueda gestionar igual o mejor determinados servicios. Es algo que se respeta en cualquier país desarrollado y que los propios líderes socialistas de la Unión Europea ven lógico y saludable", concluye.