Dos de cada tres resonancias lumbares son innecesarias

EP
Actualizado: miércoles, 17 marzo 2010 15:07

MADRID, 17 Mar. (EUROPA PRESS) -

En España se prescriben entre 360.000 y 948.420 resonancias magnéticas lumbares al año de las que, al menos, dos de cada tres no eran necesarias, según un estudio realizado por la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda, financiado por la Fundación Kovacs y publicado recientemente en la revista científica 'Radiology'.

"Los resultados de la resonancia magnética no son determinantes ni para diagnosticar a un paciente, ni para pronosticar su evolución, ni para decir si hay que operarlo", explicó director de la Red Española de Investigadores en Dolencias de la Espalda, el doctor Francisco Kovacs, quien afirmó que es más efectivo conocer los síntomas del paciente y los resultados de la exploración física.

A su juicio, en la práctica, está técnica debe ser utilizada cuando los resultados van a modificar el tratamiento o el pronóstico. Asimismo, "merece la pena cuando hay antecedentes clínicos que sugieren que el dolor no se debe a una sección de la columna vertebral y sirve para descartar una sospecha de cáncer, infección, etc; además de justo antes de operar a un paciente cuando los síntomas muestran necesidad de operar", añadió.

Este estudio viene a reforzar, por tanto, que la resonancia magnética lumbar sólo debe realizarse en casos excepcionales, y no debe ser el factor determinante para decidir si un paciente con dolor de espalda debe ser intervenido quirúrgicamente. Y es que el hecho de hacer una resonancia magnética lumbar aumenta un 400 por cien el riesgo de terminar siendo operado, esté o no indicado.

Las sociedades científicas estiman que lo adecuado sería hacer 21 resonancias por cada 1.000 habitantes, sin embargo este dato varía dependiendo del tipo, puesto que se reconocen desde 11 resonancias hasta 71 resonancias por 1.000 habitantes. En cuanto al coste, en el caso de España dependerá de cada comunidad autónoma, aunque en el caso de una clínica privada el precio de la resonancia se encuentra entre los 130 y 140 euros.

Por tanto, realizar esta prueba resulta contraproducente sin estar indicado correctamente, además de por el coste económico que genera al Sistema Nacional de Salud, fundamentalmente porque no sólo no beneficia al paciente, sino que puede ser perjudicial porque suscita preocupaciones en casos injustificadas y aumenta el riesgo de que se alcancen diagnósticos erróneos y se apliquen tratamientos innecesarios.

"El paciente tiene que saber que si el médico no pide una resonancia no es porque le estén tratando mal, de hecho sería bueno que el paciente no insistiera" porque, en muchas ocasiones, "el médico termina prescribiendo la resonancia porque cede a la presión del paciente", añadió.

"PREMIAR Y CORREGIR ERRORES"

Para el presidente del Consejo general de Colegios Oficiales de Médicos Españoles, el doctor Juan José Rodríguez Sendín, hay que tener criterios de "integridad" a la hora de aplicar las técnicas médicas, y, por tanto, considera que "hay que revisar la validez de las prácticas clínicas".

Asimismo, recordó que "toda práctica médica tiene riesgos" y, en estos casos, "se está sometiendo a la población a riesgos innecesarios, y además se gastan recursos, que podrían beneficiar a otras personas". "Se somete a la población a riesgos directos sobre su salud o derivados por diagnósticos erróneos", añadió.

Para prevenir esta situación, el doctor Kovacs recomendó programas de formación médica continuada; mecanismos de autoregulación; programas que aseguren la aplicación de los resultados de estudios como el hoy presentado; así como una nueva visión de la ética profesional, además de más tiempo para atender al paciente. A parte, recordó que existe una "fuerte presión" por parte de la industria y de los proveedores.

"El sistema sanitario actual castiga al médico y no le premia si resiste en el momento que tiene que hacerlo", explicó, además afirmó que "son los servicios de salud los que tienen que instaurar los mecanismos y los programas necesario, además del seguimiento y premiando y corrigiendo los errores".

Por su parte, el doctor del Servicio de Radiología del Hospital Quiron de Valencia, y primer autor del artículo, el doctor Estanislao Arana explicó que "los datos disponibles reflejan que todas las resonancia magnética prescritas en la sanidad pública, sólo se indica el motivo por el que se pide en el 38 por ciento de ellas", aunque reconoció que este defecto ocurre tanto en la sanidad publica como privada.

Finalmente, el doctor Javier Zamora de la unidad de Bioestadistica Clínica del Hospital Ramón y Cajal, recordó que es necesario que la autoridades regulatorias, al igual que verifican y exigen que los medicamentos sean probados, realicen un control de estas herramientas, "tanto de su fiabilidad como de su validez".

ESTUDIO REALIZADO EN ESPAÑA

En este estudio, cinco radiólogos de distintos hospitales de Valencia y Mallorca interpretó por separado las mismas imágenes de 53 pacientes a los que se les había pedido una resonancia magnética por dolor lumbar. Para asegurar la independencia de sus análisis, desconocían el resultado de las interpretaciones de sus colegas y las características demográficas y clínicas de los pacientes. Pasados como mínimo 14 días, se les pidió que volvieran a interpretar las mismas imágenes, sin permitirles consultar las interpretaciones que habían hecho en la primera ronda.

En la fase de análisis estadístico, se estudió el grado de coincidencia de las interpretaciones de los distintos radiólogos sobre una misma imagen ('concordancia inter-evaluador') y la de las interpretaciones que un mismo radiólogo había hecho de la misma imagen en distintos momentos ('concordancia intra-evaluador').

Sus resultados demuestran que el grado de concordancia entre distintos radiólogos al interpretar las mismas imágenes sólo es moderada (incluso para los diagnósticos de protrusión o hernia discal). Por tanto, las imágenes observadas en una resonancia magnética no pueden ser consideradas el factor determinante para diagnosticar a un paciente, pronosticar su evolución o decidir si tiene que ser intervenido quirúrgicamente o no.