MADRID, 11 Oct. (EUROPA PRESS) -
La dopamina tiene un papel fundamental en el dormir y la actividad cerebral asociada a los sueños, según un estudio realizado en ratones por investigadores de la Universidad de Duke (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Journal of Neuroscience'. El descubrimiento podría abrir la vía a la detección precoz de la enfermedad de Parkinson, un trastorno en el que las neuronas productoras de dopamina se ven afectadas.
Según los investigadores, cuando se redujeron en gran medida los niveles de dopamina, los ratones no pudieron seguir durmiendo y al ser elevados los animales mostraron actividad cerebral asociada a los sueños cuando se encontraban despiertos. El mismo proceso podría producirse en los humanos.
Los científicos señalan que estos descubrimientos ofrecen información sobre los problemas de sueño comunes entre pacientes que sufren enfermedad de Parkinson, un trastorno neurodegenerativo en el que las células cerebrales que contienen dopamina mueren o se deterioran.
Según Miguel Nicolelis, autor principal del estudio, los resultados podrían conducir al desarrollo de herramientas diagnósticas para la detección precoz de la enfermedad de Parkinson basadas en las alteraciones del sueño que a menudo se asocian con los síntomas motores de la enfermedad. La investigación sugiere que la destrucción de células productoras de dopamina en pequeñas cantidades podría dar lugar a problemas de sueño mucho tiempo antes de que se hicieran aparentes los problemas motores.
El estudio también aporta nuevos datos sobre la biología que subyace a la esquizofrenia. Los investigadores descubrieron que el exceso de dopamina en el cerebro de los ratones generaba patrones de actividad que se asimilaban a la actividad cerebral asociada con los sueños cuando en realidad los animales se encontraban despiertos. Una de las principales ideas de la psiquiatría clásica es que las personas que padecen alucinaciones, como los esquizofrénicos, se encuentran en realidad soñando despiertos.
Los investigadores trataron a ratones con un componente químico que detiene la producción de dopamina por completo. En un corto periodo de tiempo los ratones habían consumido por completo la dopamina producida con anterioridad y se mantuvieron sin ella. Al inicio, los ratones se volvieron rígidos, inmóviles e incapaces de dormir o soñar, mostrando síntomas similares a los de los pacientes de Parkinson.
Entonces los científicos midieron la actividad cerebral en el hipocampo de cada ratón, en la región conocida por su participación en las emociones y la memoria, durante tres estados cerebrales: vigilia, sueño tranquilo y sueño REM, en el que se producen las ensoñaciones. Utilizaron electrodos más finos que el pelo humano implantados en neuronas individuales y descubrieron que la carencia de dopamina suprimía la actividad cerebral y las conductas asociadas con el sueño tranquilo y el sueño REM.
Para verificar que las alteraciones del sueño estaban causadas por la ausencia de dopamina, los investigadores proporcionaron a los ratones L-dopa, un fármaco utilizado para incrementar los niveles de dopamina en los pacientes de Parkinson. Los animales tratados con el fármaco recuperaron los patrones cerebrales y las conductas asociadas con el sueño y las ensoñaciones, demostrando el importante papel de la dopamina en el ciclo de sueño-vigilia.