Distinguen las infecciones bacterianas de virales en niños con fiebre por la actividad de los genes en sangre

Actualizado: martes, 16 julio 2013 14:16

MADRID, 16 Jul. (EUROPA PRESS) -

Investigadores de la Escuela de Medicina de St. Louis de la Universidad de Washington, en Estados Unidos, informan en la edición digital temprana de este lunes de 'Proceedings of the National Academy of Sciences', de que son capaces de distinguir entre las infecciones virales y bacterianas en niños con fiebre por el perfil de la actividad de los genes en una muestra de sangre.

En los niños con fiebre sin otros síntomas de enfermedad, es difícil saber si un niño tiene una infección viral que se resolverá por sí misma o una bacteriana potencialmente grave que requiere antibióticos. En un pequeño estudio, el análisis de genes en las células blancas de la sangre fue de más del 90 por ciento de precisión, mucho mejor que la prueba de diagnóstico estándar, que sólo es correcta en alrededor del 70 por ciento del tiempo.

Aunque se necesita más trabajo, los resultados del estudio apoyan la idea de que el análisis de la actividad de los genes del organismo en respuesta a infecciones de la infancia podría ayudar a identificar la causa de la enfermedad y asegurar que los niños reciban el tratamiento adecuado.

"Es un problema común que los niños presenten fiebre sin causa aparente", dice el autor de la investigación Gregory Storch, profesor de Pediatría y director de la División de Enfermedades Infecciosas Pediátricas de la Facultad de Medicina de la Universidad de Washington y del Hospital Infantil de Louis (Estados Unidos). "Algunos tienen infecciones bacterianas graves que pueden amenazar la vida pero la mayoría son infecciones virales. El problema es que, desde un punto de vista práctico, es difícil saber de cuál se trata", añade.

Como medida de precaución, muchos niños con fiebre sin causa aparente se tratan con antibióticos a pesar de que los medicamentos no funcionan contra los virus y de que la prescripción excesiva de estos fármacos contribuye a la resistencia a los antibióticos.

El nuevo estudio incluyó a 30 niños de dos meses a 3 años de edad que tenían fiebre de más de 100.4 °F (38 ºC), pero sin signos evidentes de enfermedad, como tos o diarrea. Se sabía que 22 de los niños tenían infecciones virales gracias a extensas pruebas genómicas anteriores que todavía no son de uso en la práctica clínica y otros ocho niños tuvieron infecciones bacterianas.

Pero Storch y sus colegas del Instituto Genoma y el Centro de Tecnología de Acceeso al Genoma de la Universidad querían saber si una prueba llamada microarrays de expresión génica podría identificar patrones de actividad genética en las células blancas de la sangre para discriminar a niños con infecciones virales de las aquellos con infecciones bacterianas. Los glóbulos blancos son la primera línea de defensa del sistema inmunológico contravinvasores extranjeros y los científicos teorizaron que iban a responder de manera diferente a los virus que a las bacterias.

Los investigadores también tuvieron acceso a los resultados de una prueba de diagnóstico estándar realizada cuando los niños fueron evaluados inicialmente con fiebre en el Hospital de Niños de St. Louis, que consiste en analizar el número de células blancas en una muestra de sangre. En general, los recuentos son elevados para las infecciones bacterianas y bajos o normales para las infecciones virales.

"Sabemos que hay muchas excepciones a esta regla y, desde luego, lo vimos en este estudio --dijo Storch--. Una gran cantidad de pacientes con infecciones virales tenía elevado su cifra de células blancas de sangre por lo que los médicos pensaban que tenían infecciones bacterianas y se les prescibieron antibióticos, aunque en realidad no eran necesarios".

Usando la tecnología de microarrays, los investigadores podrían distinguir fácilmente las infecciones bacterianas de las virales basados en los patrones distintivos de la expresión génica. "Eso es muy importante para los médicos, porque si ven un patrón de expresión génica que indica una infección viral, podrían sentirse cómodos sin prescribir antibióticos ", añadió Storch.

A modo de comparación, el equipo de expertos realizó el análisis de microarrays de muestras de sangre de 35 niños sin fiebre, también entre dos meses y 3 años, que se sometieron a cirugía ambulatoria. Las pruebas genómicas anteriores revelaron que ocho de esos niños tenían virus, a pesar de que no expresaron ningún síntoma.

"Los niños con virus y fiebre tenían muchos genes muy activos en comparación con los niños que tenían virus pero no fiebre, cuyos genes estaban tranquilos", explicó Storch. "El microarray básicamente dice cómo está leyendo la infección un paciente. Los genes muy activos nos dicen que una infección está haciendo a una persona enfermar, mientras que los genes silenciosos nos señalan que no hay infección o tal vez una bacteria o virus está ahí, pero no está causando fiebre o enfermedad", agrega.

Esta distinción es importante porque cuando los exámenes estándares sugieren que un niño tiene un virus, los médicos no saben si ese virus está produciendo la enfermedad o si es un espectador inocente. Esto indica, según el investigador principal, el beneficio potencial del uso de pruebas que miden la respuesta de los genes para obtener respuestas más concluyentes a la enfermedad, lo que ayudaría a asegurar que los antibióticos están dirigidos a los niños que realmente lo necesitan.

A continuación, Storch espera refinar la tecnología de microarrays, que analiza simultáneamente los 25.000 genes en el cuerpo, haciendo que la prueba consuma demasiado tiempo y sea caro para el uso en un entorno clínico. Pero él y sus colaboradores quieren identificar un número menor de genes críticos que podrían utilizarse para distinguir entre las infecciones virales y bacterianas y evaluar una prueba de segunda generación en niños como parte de un nuevo estudio.