MADRID 30 Oct. (EUROPA PRESS) -
Una dieta alta en fructosa aumenta el riesgo de desarrollar hipertensión, según un estudio del Centro de Ciencias de la Salud de Denver de la Universidad de Colorado que se ha hecho público durante la reunión anual de la Sociedad Americana de Nefrología que se celebra en San Diego (Estados Unidos). Los descubrimientos sugieren que reducir el consumo de alimentos y bebidas procesados que contienen sirope de maíz alto en frutosa (HFCS, según sus siglas en inglés) podría ayudar a evitar la hipertensión.
Los investigadores explican que durante los pasados 200 años, la tasa de consumo de fructosa ha aumentado en paralelo al incremento de la obesidad, que ha aumentado de forma abrupta en los pasados 20 años desde que se introdujeron los HFCS. Estos aumentos se parecen al destacado aumento de la prevalencia de la hipertensión aunque la investigación no ha descubierto aún un vínculo consistente entre el exceso de frutosa en la dieta y la hipertensión.
Los científicos, dirigidos por Diana Jalal, estudiaron este vínculo en una gran población representativa de adultos estadounidenses. Examinaron a 4.528 adultos de 18 años o más sin antecedentes de hipertensión. El consumo de fructosa se calculó con un cuestionario alimentario y comidas como zumos de fruta, refrescos, productos de bollería y dulces.
Los resultados mostraron que las personas que comían o bebían más de 74 gramos por día de fructosa (2,5 refrescos con azúcar al día) aumentaban su riesgo de desarrollar hipertensión. En concreto, una dieta de más de 74 gramos al día de fructosa conducía a un riesgo un mayor riesgo del 28, 36 y 87 por ciento en los niveles de presión sanguínea de 135/85, 140/90 y 160/100, respectivamente (una lectura de presión sanguínea normal está por debajo de 120/80).
Según concluyen los autores, estos resultados indican que el consumo elevado de fructosa en forma de azúcares añadidos está asociado de forma significativa e independiente con los niveles más elevados de presión sanguínea en la población de adultos estadounidenses sin antecedentes de hipertensión.
Por último, los investigadores añaden que será necesario realizar posteriores estudios para ver si las dietas bajas en fructosa pueden normalizar la presión sanguínea y evitar el desarrollo de hipertensión.