MADRID 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
Investigadores del Centro Médico Langone y la Escuela de Medicina de la Universidad de Nueva York en Estados Unidos han identificado una posible diana farmacológica para el tratamiento de la artritis reumatoide. Su descubrimiento se publica en 'Science Express', la edición digital de la revista 'Science'. Los investigadores revelan en su estudio cómo tratar la enfermedad con un fármaco en experimentación que detiene la inflamación al controlar una determinada enzima.
La artritis reumatoide suele ser considerada un trastorno autoinmune estimulado por la hiperactividad de las células T convencionales que combaten las infecciones, el cáncer y otras enfermedades. Otros componentes del sistema inmune conocidos como células T reguladoras contrarrestan la tendencia de las célula T convencionales al activarse en exceso y mantener así la inflamación bajo control. Estas células T reguladoras ejercen su influencia al comunicarse con otras partes del sistema inmune.
Los investigadores descubrieron que una enzima llamada proteína quinasa C theta se encuentra sólo parcialmente activada en las células T reguladoras. Cuando las células reguladoras se encuentran más activas, la mayor parte de la enzima se queda fuera del área de comunicación celular.
Según explica Michael Dustin, del Centro Médico Langone y coautor del estudio, en las células T convencionales esta enzima suele moverse al área donde las células entran en contacto pero en las células T reguladoras se encuentra los más alejada posible. Por ello, los investigadores comenzaron a evaluar inhibidores de esta enzima, incluyendo una molécula conocida como Componente 20 que ha sido desarrollada por la compañía farmacéutica Boehringer Ingelheim.
Los resultados mostraron que el Componente 20 fomentó la actividad normal de las células T reguladoras en alrededor de cinco veces. Los autores descubrieron que el bloqueo específico de la actividad de la enzima aumentaba la tendencia natural de las células T reguladoras de mantenerse fuera de los canales de comunicación. Por ello, el componente aumentó la actividad antiinflamatoria de las células reguladoras.
En la artritis reumatoide, tanto la aparición anormal de las células T que combaten la infección o la caída en la actividad de las células que combaten la inflamación, o ambas, podría provocar que el sistema inmune atacara las tejidos de las articulaciones. Los investigadores confirmaron las evidencias previas de este vínculo al examinar la sangre de 25 pacientes con varios grados de artritis reumatoide.
Según explican los autores, lo que el estudio pudo mostrar es que la población de células T reguladoras en los pacientes de artritis reumatoide es anormalmente baja en funcionamiento y que cuanto más enfermos están, más reducido se encuentra este funcionamiento celular.
Las células reguladoras defectuosas de estos pacientes fueron 'revividas' en tejidos cultivados en laboratorio con este inhibidor de la enzima. "Pudimos devolverles su nivel normal de actividad, tal y como se observa en un individuo sano", señala Dustin.
Los investigadores también evaluaron el Componente 20 inhibidor en una versión de ratón de la enfermedad de Crohn, un trastorno caracterizado por la inflamación intestinal.
Cuando los autores trataron las células T reguladoras con el inhibidor de la enzima y las inyectaron luego en los ratones, su actividad antiinflamatoria subió tanto que protegieron a los animales de la enfermedad, incluso aunque las células se veían superadas en una proporción de cuatro a una por las otras proinflamatorias.
Los investigadores plantean que si se pudiera restablecer el funcionamiento normal de las células reguladoras T se podría restablecer su capacidad para suprimir el proceso inflamatorio y prevenir la destrucción anormal de las articulaciones que se produce en los pacientes con artritis reumatoide.