Descubren otro sensor de temperatura en insectos que les ayuda a detectar presas de sangre caliente, como las personas

Mosquitol virus del Nilo Occidental
REUTERS
Actualizado: miércoles, 7 agosto 2013 21:22

MADRID, 7 Ago. (EUROPA PRESS) -

Un equipo de científicos de la Universidad de Brandeis, en Estados Unidos, ha descubierto un sensor de temperatura molecular antes desconocido en moscas de la fruta que pertenece a una familia de proteínas responsables de detectar sabores y olores. Estos tipos de sensores están presentes en la propagación de enfermedades por parte de insectos como los mosquitos y la mosca tsetsé y puede ayudar a los investigadores a entender mejor cómo los insectos se dirigen a presas de sangre caliente, como los seres humanos como, y propagan la enfermedad.

Según el principio de Goldilocks, los animales pueden sobrevivir y reproducirse sólo si la temperatura es la correcta, ni demasiado caliente ni demasiado fría. Para permanecer en su zona de confort, los animales han desarrollado sensores de temperatura muy sensibles para detectar el margen relativamente estrecho en el que puedan sobrevivir, pero hasta hace poco, los científicos sabían muy poco acerca de cómo operan estos sensores.

Los insectos que pican, como los mosquitos, se sienten atraídos por el dióxido de carbono y el calor, por lo que siempre parecen picar donde se encuentra la mayoría de la sangre. Eso se debe a que esas áreas son las más cálidas, dice Paul Garrity, profesor de Biología en el Centro Nacional de Genómica de en Brandeisy coautor del estudio publicado en la edición digital anticipada de este miércoles de la revista 'Nature'.

"Si se puede encontrar el receptor temperatura de un mosquito, se puede llegar a producir un repelente o una trampa de una manera más efectiva", resaltó Garrity. "El descubrimiento de este nuevo receptor de temperatura en la mosca de la fruta da a los científicos una idea de dónde buscar receptores similares en el mosquito y otros insectos", agregó este investigador, al que ayudaron la profesora de Biología Leslie Griffith y el profesor asociado de Bioquímica Douglas Theobald en el proyecto investigador, conducido por los becarios postdoctorales Lina Ni y Peter Bronk.

El sensor recién descubierto pertenece a una familia de proteínas, los receptores gustativos, que han sido estudiados durante más de una década, pero nunca vinculados a la termosensación, dice Garrity. En la búsqueda de presas, los utilizan otros receptores gustativos para oler el dióxido de carbono y detectar el azúcar y los productos químicos amargos como la cafeína.

Pero en moscas de la fruta, un tipo de receptor gustativo siente el calor en lugar del olor o el sabor. Este receptor, conocido como Gr28b, es responsable de la detección de la temperatura exterior y provoca una respuesta rápida si las temperaturas se exceden, según descubrió el equipo. La investigación también reconcilia puntos de vista previamente contradictorios de cómo una mosca de la fruta siente el calor, al demostrar que el insecto tiene sistemas externos e internos diferentes para la detección térmica.

Es probable que sistemas similares estén presentes en otros insectos, incluyendo a los responsables de la propagación de enfermedades como la malaria y la enfermedad del sueño, que matan a cientos de miles de personas cada año. Cuanto más comprenden los científicos sobre cómo los insectos responden al calor, mejor puedan entender la migración de insectos en respuesta al aumento de la temperatura global y la propagación de enfermedades a través de las picaduras de insectos.

"Esta investigación ha abierto una nueva vía para entender cómo los animales responden a la temperatura -recalca Garrity. Es importante porque la detección de calor es fundamental para conocer el comportamiento de los insectos que transmiten enfermedades, matan los cultivos y provocan un impacto en el medio ambiente."