MADRID 22 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos de Tubinga, en Alemania, han descubierto nuevas funciones en las regiones del cerebro responsables de ver el movimiento, publicando sus hallazgos en la revista 'Neuron'.
Con la ayuda de resonancia magnética funcional (fMRI), los científicos del Centro de Werner Reichardt de Neurociencia Integrativa, y el Instituto Max Planck para la Cibernética Biológica, en Tubinga, han identificado dos áreas del cerebro que comparan los movimientos del ojo con los movimientos visuales proyectados en la retina, para percibir correctamente los objetos en movimiento.
Las dos áreas del cerebro mencionadas son especialmente buenas reaccionando a los movimientos externos, incluso durante los movimientos oculares, y son conocidas como V3A y V6 -se encuentran en la mitad superior de la parte posterior del cerebro. El área V3A muestra un alto grado de integración: reacciona a los movimientos que nos rodean, independientemente de si podemos o no seguir el objeto en movimiento con los ojos; pero, sin embargo, no reacciona a los movimientos visuales en la retina cuando los movimientos oculares que producen.
Por otro lado, el área V6 tiene características similares y, además, puede realizar estas funciones cuando nos estamos moviendo; los cálculos que el cerebro tiene que realizar son más complicados en este caso: el movimiento tridimensional se superpone a los movimientos laterales de dos dimensiones, causados ??por los movimientos oculares.
Los científicos Elvira Fischer y Andreas Bartels, del Centro de Werner Reichardt de Neurociencia Integrativa y el Instituto Max Planck de Cibernética Biológica, han investigado estas áreas con la ayuda de la resonancia magnética funcional (un procedimiento que puede medir la actividad cerebral sobre la base de los cambios locales en el flujo sanguíneo y el consumo de oxígeno).
Los participantes en el estudio observaron varios escenarios visuales, durante la exploración por fMRI. Por ejemplo, tuvieron que seguir con los ojos un pequeño punto mientras éste se movía a través de una pantalla, de un lado a otro. El fondo del modelo se encontraba estacionario, o se movía a distintas velocidades más lentas, unas veces, y otras, más rápido, que la misma velocidad que el punto. En otras ocasiones, el punto era estacionario, mientras que sólo se movía el fondo.
En un total de seis experimentos, los científicos midieron la actividad cerebral en más de una docena de escenarios; siendo capaces de descubrir que V3A y V6, a diferencia de otras áreas visuales del cerebro, tienen una pronunciada habilidad para comparar los movimientos de los ojos con las señales visuales en la retina.
Ya se trate de nuestro propio movimiento, o de algo más en nuestro entorno, éste es un proceso sobre el que rara vez pensamos, ya que en el nivel subconsciente de nuestro cerebro calcula constantemente y corrige nuestra impresión visual. De hecho, los pacientes que han perdido la capacidad de integrar los movimientos en su entorno con los movimientos de sus ojos, no pueden reconocer qué es lo que, en última instancia, se está moviendo: el entorno o ellos mismos. Estudios como éste nos permiten dar un paso más hacia la comprensión de las causas de estas enfermedades.