MADRID, 5 Dic. (EUROPA PRESS) -
Un trabajo realizado por investigadores del Instituto Babraham (Reino Unido), en colaboración con Alzheimer's Research Trust y el Biotechnology and Biological Sciences Research Council (BBSRC), y publicado hoy en 'Brain' ha descubierto que el circuito cerebral sobrevive más tiempo del que se pensaba en enfermedades asociadas a la vejez, como el Alzheimer.
El Alzheimer hace que mueran las células nerviosas en el cerebro, generando problemas de memoria, dificultades para hablar y también problemas para comprender. Se sabe poco acerca de cómo mueren las células nerviosas, pero esta nueva investigación ha revelado que primero pierden su habilidad para comunicarse entre ellas y que después, inician un proceso de deterioro más profundo.
Según indicó el doctor Michael Coleman, responsable del proyecto, "todos sabemos lo difícil que es trabajar con un ordenador sin conexión a Internet por banda ancha". "Ocurre los mismo en las neuronas del cerebro cuya conexión eléctrica (axones y dentritos) se ha perdido o dañado. Una vez que las vías de comunicación se estropean, las neuronas nunca volverán a trabajar para aprender y memorizar, porque esta 'conexión' no se regenera", explicó.
Sin embargo, las comunicaciones del cerebro son mucho más que simples cables de fibra óptica, son el lugar donde se encuentran las pistas de transporte más pequeñas del mundo. Cada uno de los cientos de billones de neuronas transportan continuamente cientos de proteínas y 'paquetes intracelulares' y sin este proceso, las conexiones del sistema nervioso no serían posibles y dejarían de funcionar en cuestión de horas.
Durante el envejecimiento, este sistema de transporte en miniatura va empeorando, pero hay conexiones que tienen que sobrevivir y funcionar durante al menos ocho o nueve décadas. En el Alzheimer, los axones se hinchan de forma dramática, superando 10 ó 20 veces su diámetro normal.
Esta circunstancia interrumpe el transporte, pero parece ser que no de una forma total, ya que una cantidad suficiente de material consigue llegar a través de estos espacios y mantienen los axones vivos durante al menos varios meses, probablemente incluso años. Esta circunstancia es importante, ya que sugiere que una terapia aplicada durante las primeras fases de este proceso no sólo detendría los síntomas, también permitiría recuperar parte de su funcionalidad.
"Es la primera vez que demostramos que las partes básicas de las neuronas se mantienen vivas y ahora podemos aprender cómo intervenir para recuperar las conexiones. Esto es muy importante para los tratamientos, porque en la vida de un adulto normal, las conexiones entre células nerviosas desaparecen y se restablecen constantemente, pero sólo si las partes básicas se mantienen vivas", concluyó.