MADRID 13 Mar. (EUROPA PRESS) -
Científicos del Centro de Investigación Biomédica en Red-Fisiopatología de la Obesidad y la Nutrición (CIBERobn) han demostrado por primera vez que los niveles de 'l-a-lysophosphatidylinositol' (LPI) y su receptor, el GPR55, están incrementados en los pacientes obesos. Este descubrimiento, publicado en 'Diabetes', podría significar un paso adelante en la batalla contra la obesidad y sus trastornos asociados.
El proyecto, financiado por la Unión Europea, es el resultado de una investigación multicéntrica intra-CIBER e internacional, que ha sido posible gracias a la colaboración, dentro del Programa de Adipobiología del CIBERobn, de los grupos de la Universidad de Santiago de Compostela, Instituto de Investigación Biomédica de Girona, Universidad de Córdoba y Clínica Universitaria de Pamplona, además del Rowett Research Institute de Aberdeen (Escocia).
El receptor GPR55 es una proteína descubierta hace 12 años en cerebro, bazo y tejido adiposo de animales, pero hasta ahora nunca se había demostrado su presencia en las personas. Ésta es la primera vez que se identifica en distintos tejidos humanos -depósitos de grasa subcutánea y visceral e hígado-.
Según el doctor que ha liderado el estudio, Rubén Nogueiras, "los resultados, obtenidos en dos cohortes independientes, indican que los niveles circulantes de LPI y la expresión de GPR55 en la grasa de los sujetos obesos están incrementados en comparación con los voluntarios delgados. Pero sólo el GPR55 localizado en la grasa visceral está asociado con la diabetes tipo 2".
Dichos resultados, concluye, "muestran que en los explantes procedentes del tejido graso visceral se dispararon los niveles de los genes que promueven la lipogénesis o acumulación de grasas, mientras que en los obtenidos a partir de grasa subcutánea, hemos encontrado que evocan respuestas menores, lo que sugiere que el GPR55 es particularmente importante en la grasa visceral, que es un depósito graso muy ligado a las alteraciones metabólicas".
Investigadores del CIBERobn han publicado recientemente que este receptor juega un importante papel en la liberación de insulina y la regulación de la ingesta en animales de experimentación. Otras investigaciones previas, también con animales, indican que el GPR55 desempeña un papel importante en el dolor inflamatorio y en la fisiología de los huesos, regulando el número y funciones de los osteoclastos, así como la regeneración ósea; y también ha estado involucrado en el cáncer.