MADRID 9 Jul. (EUROPA PRESS) -
El mecanismo biológico de las quemaduras solares -el enrojecimiento y el dolor de la respuesta inmune protectora a los rayos ultravioleta (UV)- es una consecuencia del daño a las células del ARN de la piel, según han publicado investigadores de la Universidad de California, en San Diego, en 'Nature Medicine'. Estos resultados abren el camino para llegar a bloquear el proceso inflamatorio, y tiene implicaciones en una variedad de tratamientos y condiciones médicas.
"Por ejemplo, enfermedades como la psoriasis son tratadas con luz UV, pero un efecto secundario importante es que este tratamiento aumenta el riesgo de cáncer de piel", explica el investigador principal, Richard L. Gallo, profesor de medicina en la Universidad de California, en San Diego. Según el experto, "este descubrimiento sugiere una nueva manera de conseguir los efectos beneficiosos de la terapia de radiación UV, sin tener que exponer a los pacientes a la dañina luz ultravioleta. Además, en algunas personas con exceso de sensibilidad a la luz ultravioleta, como los pacientes con lupus, estamos explorando si el bloqueo de la vía que hemos descubierto podría ser beneficioso".
Usando células humanas y de ratón, Gallo, el coautor Jamie J. Bernard, y sus colaboradores, observaron que la radiación UVB daña los elementos no codificantes de micro-ARN -un tipo especial de ARN en el interior de las células. Las células irradiadas liberan este ARN alterado, provocando que las células sanas vecinas inicien una respuesta inflamatoria, con el fin de eliminar las células dañadas por el sol.
"La respuesta inflamatoria es importante para iniciar el proceso de curación, tras la muerte celular", señala Gallo, quien agrega que "el proceso inflamatorio puede eliminar las células con daño genético antes de que puedan convertirse en cáncer. Por supuesto, este proceso es imperfecto, y la exposición repetida a los rayos UV ocasiona más posibilidades de que las células se conviertan en células cancerosas".
Según Gallo aun no se sabe aun cómo el género, la pigmentación de la piel, y la genética individual pueden afectar al mecanismo tras una quemadura de sol. "La genética está estrechamente ligada a la capacidad de defensa contra los rayos UV; conocemos qué genes, en nuestros modelos de ratón, cambian ante las quemaduras solares. Los seres humanos tienen genes similares, pero no se sabe si estos genes influyen del mismo modo ante la quemadura solar", concluye el investigador.