MADRID 3 Jun. (EUROPA PRESS) -
El sistema inmune humano es muy eficiente, pero a veces su ataque está mal dirigido, lo que lleva a alergias, enfermedades autoinmunes y el rechazo de órganos trasplantados y fármacos. Los inmunosupresores actuales tienen importantes inconvenientes, pero un equipo del Instituto de Investigación Scripps (TSRI, en sus siglas en inglés), en La Jolla, California (Estados Unidos), ha desarrollado una nueva técnica que puede conducir a una mejor manera de reprimir selectivamente reacciones inmunes no deseadas sin desactivar el sistema inmunológico en general.
Como prueba inicial, el estudio, publicado en la edición digital de este lunes de 'Journal of Clinical Investigation', se centró en un problema que lleva a algunos hemofílicos a rechazar el reemplazo de una proteína de la coagulación sanguínea terapéutica. Una de las formas más comunes de hemofilia, la hemofilia A, se da en los pacientes que no tienen suficiente cantidad de una proteína de coagulación de la sangre llamada factor VIII.
Los métodos actuales para frustrar estos ataques inmunes no deseados tienen inconvenientes graves. Un método dirigido a revertir el rechazo de factor VIII ha sido el de dar a los pacientes dosis muy grandes de la proteína, pero el tratamiento lleva años y es prohibitivamente caro, y otras técnicas, a menudo usadas para el trasplante y pacientes autoinmunes, implican tomar fármacos que en términos generales comprometen el sistema inmune.
En contraste, la nueva técnica de TSRI desactiva selectivamente las células inmunes responsables del rechazo del factor VIII, mientras que deja el resto del sistema inmune intacto. Al desarrollar el nuevo método, los científicos, dirigidos por James Paulson, presidente del Departamento de Biología Celular y Molecular de TSRI, explotaron sus conocimientos de las células especializadas del sistema inmune.
Respuestas inmunes tanto deseadas como no deseadas giran en torno a unos pocos componentes clave. Un antígeno, cualquier cosa que el sistema inmune detecta como un problema, impulsa al cuerpo a producir anticuerpos que lo neutralizan y destruyan. Las células B, un tipo de glóbulo blanco, son la fuente de estos anticuerpos después de entrar en contacto con los antígenos específicos y el cuerpo tiene millones de diferentes tipos de células B, cada una de las cuales reconoce diferentes antígenos.
Además de su papel como productores de anticuerpos, las células B también tienen receptores en sus superficies que reconocen ciertas moléculas de origen natural que, cuando se unen a las células B, inician su destrucción. Este proceso, conocido como apoptosis, forma parte de un complejo equilibrio que permite al sistema inmune deshacerse de las células que no sean necesarias.
Este mecanismo de muerte celular es el que el equipo está poniendo en práctica. Los investigadores han estado trabajando con un glicano específico (un tipo de azúcar) que se une a un receptor de células B clave, llamado CD22, implicado en la activación de células B y la supresión de la apoptosis.
Un estudio anterior en colaboración con el profesor David Nemazee en TSRI mostró el potencial de las células B para causar apoptosis con un conjugado de glicano contra antígenos de moléculas pequeñas (haptenos), pero el método no se había aplicado a antígenos de proteínas. "Después de empezar, nos dimos cuenta de la oportunidad de explotar la función natural del receptor de manera que pueda ser médicamente relevante", afirmó Paulson.
Para explorar la idea, el grupo de Paulson trabajó con ratones genéticamente alterados por la falta del factor VIII, que sirven como un buen modelo de hemofilia A. Mateo Macauley, investigador asociado en el equipo de Paulson y sus colegas trataron a los animales con pequeñas nanopartículas que incluían tanto el factor VIII como el glucano que se une a CD22, una combinación que resultó inducir selectivamente la apoptosis en las células B que reconocen el factor VIII.
De esta manera, los ratones que se habían convertido en "tolerantes" al factor VIII podrían ser tratados con éxito con el factor VIII terapéutico para prevenir el sangrado. Mediante la eliminación sólo de estas células B problemáticas, dejando la gran mayoría de las células B intactas, los científicos fueron capaces de prevenir el rechazo del factor VIII, sin efectos secundarios negativos para el sistema inmunológico.
"Estamos aprovechando un mecanismo natural", dijo Macauley. El equipo también realizó experimentos que mostraron que la técnica impidió una respuesta inmune no deseada en ratones durante varios meses y puede, en algunas circunstancias, incluso conducir a la tolerancia permanente, algo que sería un gran beneficio si la técnica se pudiera aplicar a los seres humanos.
Un aspecto prometedor del nuevo método es que el andamio utilizado para suministrar los componentes necesarios, llamados nanopartículas liposomales, ya está aprobado por la agencia norteamericana del medicamento (FDA, en sus siglas en inglés), lo que significa que las eventuales pruebas en humanos podrían simplificarse enormemente. Varias compañías farmacéuticas ya han expresado su interés en la técnica.