MADRID 27 Abr. (EUROPA PRESS) -
Científicos de la Universidad de Duke, en Estados Unidos, han conseguido transformar el tejido cicatrizal que se forma después de un ataque al corazón, en células del músculo cardíaco, usando un nuevo proceso que elimina la necesidad del trasplante de células madre.
El estudio, publicado en la revista 'Circulation Research', usó moléculas -llamadas microARN- para desencadenar la conversión del tejido cardíaco, en un plato de laboratorio y, por primera vez, en un ratón vivo, lo que demuestra el potencial del sencillo proceso para la regeneración de tejidos.
Si estudios adicionales confirman este enfoque en células humanas, éste podría dar lugar a una nueva forma de tratar a los 23 millones de personas en todo el mundo que sufren insuficiencia cardíaca -a menudo causada por el tejido cicatrizal que se desarrolla después de un ataque al corazón. Además, el enfoque también podría tener beneficios más allá de las enfermedades del corazón.
"Este es un hallazgo significativo, con muchas implicaciones terapéuticas", afirma Víctor J. Dzau, autor principal del estudio, y profesor de Medicina en la Universidad de Duke. "Si podemos hacer esto en el corazón, podremos hacerlo en el cerebro, los riñones y otros tejidos", añade el investigador.
Para iniciar la regeneración, el equipo de Dzau utilizó los microARN, que son moléculas que actúan como reguladores, y controlan la actividad de múltiples genes. Los microARN fueron depositados en células -llamadas fibroblastos- del tejido cicatrizal. Una vez desplegados, los microARN reprogramaron los fibroblastos para convertirlos en células similares a los cardiomiocitos -que forman el músculo del corazón. El equipo de Duke no sólo demostró este concepto en el laboratorio, sino que también probó que la conversión de células puede ocurrir en el interior del cuerpo de un ratón.
Los investigadores afirman que utilizar los microARN para la regeneración de tejidos tiene varias ventajas potenciales sobre los métodos genéticos, o el trasplante de células madre, que han sido difíciles de manejar en el interior del cuerpo. Cabe destacar que el proceso de microARN elimina los problemas técnicos, como alteraciones genéticas, al mismo tiempo que evita los dilemas éticos planteados por las células madre.