MADRID 27 Ene. (EUROPA PRESS) -
El tratamiento intensivo para controlar la glucosa en sangre puede reducirla de tal forma que lleva a un aumento de la mortalidad igual que si no se controlara, según un estudio de la Escuela de Medicina de la Universidad de Cardiff en Reino Unido que se publica en la edición digital de la revista 'The Lancet'.
Por ello, los autores del trabajo señalan que los objetivos del nivel de glucosa en sangre deberían tener límites más bajos y superiores para reducir este riesgo. Además, la investigación muestra que los pacientes con diabetes tipo 2 a los que se proporciona insulina tienen un 50 por ciento más de riesgo de mortalidad en comparación con aquellos con terapia oral combinada.
El objetivo específico para el control del azúcar en sangre es regresar a un rango normal de hemoglobina glicada (HbA1c), ya que el control glicérico reduce el riesgo de complicaciones vasculares a largo plazo en la diabetes tipo 1 y 2. En su estudio, los investigadores evaluaron la asociación entre la mortalidad de todo tipo y la HbA1c en pacientes con diabetes tipo 2 en consultas de atención primaria.
En el estudio participaron dos grupos de pacientes de 50 años o más con diabetes tipo 2 procedentes de la base de datos del registro de Medicina General de Reino Unido entre 1986 y 2008. Los investigadores identificaron 27.965 pacientes que pasaron de ser tratados con monoterapia oral a la terapia combinada de agentes orales (metformina y sulfonilurea) y 20.005 que cambiaron su tratamiento para incluir insulina.
Los investigadores utilizaron el nivel de HbA1c con el menor riesgo de mortalidad como punto de referencia (7,5 por ciento) y descubrieron que en el caso de los dos grupos combinados el riesgo de mortalidad en el nivel más bajo de HbA1c (6,4 por ciento) era un 52 por ciento mayor y un 79 por ciento mayor en el más alto (10,6 por ciento). El objetivo típico de HbA1c para el tratamiento de la diabetes es del 7 por ciento.
Los resultados mostraron que todas las causas de mortalidad en las personas a las que se proporcionaba insulina eran un 49 por ciento superiores que en el caso de aquellas que tomaban agentes orales.
Los autores señalan que aunque los datos sugieren que la insulina podría aumentar el riesgo de mortalidad en la diabetes tipo 2, las diferencias en las características de línea base de los pacientes tratados con insulina (mayores, más trastornos, mayor duración de la diabetes) podrían estar tras este riesgo y apuntan a un posible vínculo entre el uso de insulina y la progresión del cáncer referido en anteriores estudios.
Además, los investigadores quieren aclarar que no sugieren que quienes toman insulina deban dejar la medicación sino que es necesario intensificar el control de la glucosa con la terapia de insulina y que hace falta más investigación en los pacientes con mayor riesgo de mortalidad y una evaluación global de los riesgos.
Los autores concluyen que tanto los niveles medios de HbA1c bajos y altos se asociaban con un mayor riesgo de mortalidad de todo tipo y episodios cardiacos por lo que si esto se confirma se deberían revisar las guías médicas para incluir un valor de HbA1c mínimo.