El consumo moderado de cerveza tiene cabida en el tratamiento dietético de la obesidad

Cerveza
CERVEZA Y SALUD
Actualizado: viernes, 15 marzo 2013 13:57

Una caña de 150 centímetros cúbicos tiene menos calorías que un yogur natural

MADRID, 15 Mar. (EUROPA PRESS) -

El doctor Fernando Goñi, del Servicio de Endrocrinología y Nutrición del Hospital de Basurto (Bilbao), ha asegurado este viernes que "no hay razón para prohibir" un consumo moderado de cerveza en personas que estén siguiendo una dieta hipocalórica para perder peso, siempre y cuando sigan una dieta equilibrada y practiquen ejercicio físico.

El alcohol de las bebidas procedentes de la fermentación "es bajo" en comparación con las que provienen de la destilación, que pueden alcanzar hasta los cuarenta grado de alcohol, como ginebras o whiskys, señala este experto a Europa Press.

De este modo, este profesional contradice la "leyenda urbana" de que la cerveza "produce obesidad". Una teoría que aparece, en parte, por la idea de que su consumo fomenta la aparición de la 'barriga cervecera'. Y es que este hecho se suele dar en hombres porque su grasa se acumula en el abdomen.

En general, este experto señala que un consumo moderado de alcohol supone, en hombres, dos o tres cervezas diarias y, en mujeres, dos o una, pues ellas "tienen menos capacidad de metabolizar el alcohol" que ellos. En general, dice, no se recomienda el consumo de alcohol pero, si le gusta la cerveza, también puede hacerlo con aquellas que no tienen alcohol, "que tienen menos calorías".

"No se trata de ir en contra de las tradiciones", insiste este experto. "La piedra angular del tratamiento del obeso es la modificación del estilo de vida, pero debe estar siempre dentro de unas metas realistas y asumibles para el paciente", asegura,

En sus palabras, la prohibición "absoluta" de bebidas fermentadas, como la cerveza o el vino, basada en el aporte calórico es "poco sostenible" para la mayoría de los obesos españoles. Con todo, "no se puede recomendar el consumo de bebidas alcohólicas a personas que tengan enfermedades del hígado", matiza.

EFECTO ANTIOXIDANTE

Tras ello, destaca los beneficios de la ingesta de cerveza, al contener folatos, vitaminas del grupo B y antioxidantes. "La cerveza, sobretodo es rica en agua, y tiene potasio, además de ser pobre en sodio", indica. Así, un paciente con problemas de tension "la puede tomar con facilidad", precisa.

Goñi asegura que una 'caña' de entre 150 y 100 centímetros cúbicos puede tener unas 47 calorías en comparación con un yogurt natural que tiene 125.

Para este experto, en ocasiones, no es el hecho de beber cerveza sino de las tapas con las que se acompaña su ingesta. "Tenemos la mala costumbre de hacerlo con alimentos muy calóricos, muy grasos, rebozados, con mucho aceite y mucha grasa, que es lo que realmente engorda", argumenta Goñi. Y, por ello, aconseja que se acompañe con alimentos menos calóricos, como pepinillos o vinagretas.

Además, en su opinión, las personas que sigan una dieta tienen que adoptar cambios en su estilo de vida, como una alimentación sana y equilibrada, además de aumentar el ejercicio físico. En sus palabras, hay que seguir una estrategia de adelgazamiento en la que se reduzca las cantidades de alimentos y se evite el exceso de grasas, siempre "con sentido común".

CERVEZA Y COMPOSICIÓN CORPORAL

Existen evidencias científicas que desligan el consumo moderado de cerveza de la obesidad. En esta línea, un estudio de Ana Mª Veses Alcobendas, investigadora en el Instituto del Frío-ICTAN del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) refleja que un consumo moderado de cerveza no provoca aumento del peso ni modificaciones en la composición corporal.

Entre otros parámetros, el estudio analizó la ausencia de variación en el peso, el índice de masa grasa y masa corporal. Igualmente, se llevó a cabo un análisis dietético y de la actividad física realizada por los sujetos en el periodo del estudio y se realizaron mediciones de los pliegues cutáneos y de las circunferencias corporales.

Así, las mediciones antropométricas determinaron que el consumo moderado de cerveza, tanto tradicional como sin alcohol, no modifica la circunferencia del brazo, cadera y cintura; y tampoco registraron alteraciones significativas en los pliegues cutáneos.