MADRID, 26 Dic. (EUROPA PRESS) -
El consumo continuado de inhibidores de la bomba de protones (IBP), un tipo de fármacos utilizados contra la acidez de estómago, podría aumentar hasta un 44 por ciento el riesgo de fractura ósea, en concreto de fractura de cadera, según un estudio de la Universidad de Pennsilvania en Filadelfia (Estados Unidos) que se publica en la revista 'Journal of the American Medical Association' (JAMA).
Los autores recuerdan que los medicamentos potentes que suprimen los ácidos como los IBP, han revolucionado el tratamiento de estas enfermedades. Millones de personas han utilizado estos medicamentos a largo plazo. No obstante, algunas investigaciones han mostrado que la terapia con IBP podría disminuir la absorción de calcio insoluble o la densidad ósea en algunos pacientes.
Estos factores podrían elevar el riesgo de fractura de cadera, que da lugar a una tasa de mortalidad del 20 por ciento durante el primer año posterior a la fractura. Entre aquellos que sobreviven a este periodo de tiempo, uno de cada cinco requiere de la atención de una enfermera en casa y a menudo de una visita urgente, hospitalización, cirugía y rehabilitación.
Los científicos realizaron un estudio para determinar qué efectos la terapia de IBP tiene sobre el metabolismo óseo y el riesgo de fractura de cadera en un grupo grande y representativo de la población general. Los investigadores analizaron datos de una base de datos de medicina general entre los años 1987 y 2003, que contiene información sobre pacientes del Reino Unido.
El grupo de estudio consistía en pacientes que tomaban fármacos IBP y no consumidores de fármacos que suprimían los ácidos que tenían todos ellos más de 50 años.
Se dieron 13.556 casos de fractura de cadera y 135.386 controles. Los investigadores descubrieron que más de un año de terapia con IBP estaba asociado con un 44 por ciento más de riesgo de fractura de cadera. El riesgo era 2,6 veces superior entre los consumidores a largo plazo de altas dosis de IBP. La fuerza de la asociación con el aumento de las fracturas de cadera aumentó tanto con la dosis como con la duración de la terapia con IBP.
Los investigadores concluyen que la terapia con IBP está asociada con un aumento del riesgo de fracturas de cadera y son los que reciben las dosis más altas los que muestran mayores riesgos. Las fracturas por osteoporosis son más comunes entre la población de la tercera edad y están unidas a una mortalidad y morbilidad elevadas. Por otro lado, señalan los autores, la terapia con IBP está extendida y podría tener un efecto importante sobre aquellos bajo riesgo de osteoporosis.