MADRID, 30 Nov. (EUROPA PRESS) -
Mediante el uso de la estimulación no invasiva, investigadores estadounidenses fueron capaces de mejorar temporalmente la capacidad de las personas con lesiones de médula espinal a usar sus manos, según los resultados de un estudio, publicados este jueves en la revista 'Current Biology'.
"Este enfoque se basa en trabajos anteriores y destaca la importancia del tracto corticoespinal, que conduce los impulsos de la corteza motora del cerebro a la médula espinal y es una vía importante que contribuye al movimiento voluntario, como un objetivo importante para la intervención después de lesión de médula espinal", explicó Mónica Pérez, de la Universidad de Pittsburgh (Estados Unidos).
Los investigadores probaron el nuevo método en 19 personas con infección crónica por lesión medular cervical y 14 personas lesionadas. El tratamiento se adaptó a cada individuo y se combinó la estimulación magnética transcraneal llevada a una parte específica de la corteza motora con la estimulación eléctrica de los nervios periféricos que se encuentran en la muñeca.
Se llevaron cien pares de pulsos cada 10 segundos durante un período de alrededor de 20 minutos para producir una lluvia de actividad neural. El momento de la llegada de las descargas en la médula espinal era absolutamente esencial para el éxito del tratamiento, destaca el informe.
Cuando los impulsos de la corteza motora fueron cronometrados con precisión para llegar a la médula espinal uno o dos milisegundos antes de los impulsos del nervio periférico, se observó un aumento en la transmisión de la médula espinal y de salida del motor voluntario para un máximo de 80 minutos.
"La estimulación no invasiva tiene el potencial de ser utilizado en un entorno clínico como parte de una técnica de rehabilitación", afirmó el coautor del estudio, Karen Bunday, también de la Universidad de Pittsburgh.
Después del tratamiento no invasivo, la mayoría de los participantes de la investigación podían ejercer más fuerza con los músculos de la mano, unos efectos que se tradujeron en una mayor destreza manual cuando se pidió a los participantes que agarraran y manipularan pequeñas clavijas con los dedos índice y pulgar. Según los investigadores, un uso más prolongado de la técnica o su combinación con otras estrategias de rehabilitación podría mejorar sus beneficios terapéuticos.