MADRID 16 Jul. (EUROPA PRESS) -
El conocimiento del riesgo genético de padecer Alzheimer no supone el desarrollo de ansiedad o depresión, según sugiere un estudio de la Universidad de Michigan en Ann Arbor (Estados Unidos) que se publica en la revista 'New England Journal of Medicine'.
Según los investigadores, en realidad, la depresión o ansiedad desaparecen cuando las personas descubren que están predispuestas a la enfermedad. Estos descubrimientos se incorporan al debate existente sobre si el conocimiento de una información de este tipo podría producir daños psicológicos duraderos al menos entre quienes tienen antecedentes familiares de la enfermedad.
Las personas con antecedentes familiares en realidad tienen un gran riesgo de padecer Alzheimer, que aumenta si son también portadores de una versión del gen llamado Apolipoproteína E (APOE).
Los investigadores, dirigidos por Scott Roberts, evaluaron a 162 personas con uno de sus padres enfermo de Alzheimer, lo que significa que su riesgo de desarrollar la enfermedad a los 85 años era de entre un 30 y un 35 por ciento en comparación con el riesgo de la población general que está entre el 10 y el 15 por ciento.
Después de una sesión educativa sobre el Alzheimer y las pruebas genéticas, los investigadores el genotipo de APOE en estas personas para saber si portaban la variante genética. La presencia del gen aumenta el riesgo de la enfermedad para aquellos con antecedentes familiares en más de un 50 por ciento.
En el caso de las personas que estuvieron de acuerdo en realizar la prueba, asesores genéticos especializados les desvelaron los resultados y los investigadores siguieron a los participantes durante más de un año para determinar el impacto de la información sobre el riesgo.
Los autores midieron la ansiedad, depresión y malestar asociados a la prueba después de seis semanas, seis meses y al año. El malestar relacionado con el test genético aumentó ligeramente a las seis semanas en el caso de las personas con la forma del gen que aumenta el riesgo de la enfermedad pero no a los seis meses o al año. Los niveles de ansiedad y depresión se mantuvieron estables.
Según explica Roberts, "algunas personas podían decir que estaban pensando mucho en el tema pero esto no se traducía en depresión o ansiedad a largo plazo. Los descubrimientos muestran que tener acceso a esta información genética podría ser un componente importante para asegurar que la mayoría de personas no responde con un malestar significativo".
El investigador señala que los asesores genéticos ayudan a poner los resultados dentro de un contexto por lo que las personas comprenden el significado y límites de los resultados. Así, en el caso de los participantes con un 55 por ciento de riesgo, los consejeros les explicaban que existía un 45 por ciento de posibilidades de que nunca desarrollaran la enfermedad.