Comer en familia 3 veces a la semana previene en un 32% los trastornos alimenticio y en un 15% la obesidad en los niños

Niños Comiendo
HEINZ
Actualizado: domingo, 27 mayo 2012 11:28

Uno de cada cuatro niños en España presenta desnutrición en el momento del ingreso hospitalario


MADRID, 27 May. (EUROPA PRESS) -

Comer en familia al menos tres veces por semana reduce en los niños un 32 por ciento el riesgo de que sufran un trastorno alimentario y un 15 por ciento el peligro de padecer obesidad, según asegura la coordinadora del área de Nutrición de la Sociedad Española de Endocrina y Nutrición (SEEN), Pilar Gómez Enterría, en el marco del 54 Congreso de la Sociedad, celebrado esta semana en Oviedo.

Con motivo de la celebración del Día Nacional de la Nutrición, el próximo 28 de mayo, esta experta destaca la importante labor que realizan los padres a la hora de educar a sus hijos en la alimentación y asegura que el "mejor" consejo que le pueden dar a los más pequeños es decirles "comete la verdura".

En este sentido, Enterría avisa que hay frases hechas que "sólo" sirven para "demonizar" determinados alimentos como, por ejemplo, "si te comes la verdura te doy el postre helado". Una afirmación que, a su juicio, es un mensaje "erróneo" debido a que da a entender al menor que la verdura "es lo malo" mientras que el helado "es lo bueno".

"No hay que negociar con la comida. Es cierto que no es aconsejable obligar al niño a comer algo que no quiere, sin embargo, tampoco podemos caer en la trampa de la negociación, admitiendo que coma sólo aquello que les es grato", recalca.

Dicho esto, esta experta explica la importancia que tiene que los niños duerman ocho horas y realicen ejercicio físico. "Las actividades extraescolares con las que bombardeamos a nuestros hijos les impiden dedicar tiempo al ejercicio físico, puesto que acaban el día tan cansados que es imposible pedirles que jueguen un partido de baloncesto. Esto ha provocado que el ocio de los niños sea absolutamente sedentario", destaca.

En este punto, Enterría recuerda que cuando el menor no sigue esta serie de pautas tiene el riesgo de padecer obesidad. Una patología que hace que sean "discriminados" en el deporte por ser más torpes a la hora de llevar a cabo estas prácticas.

EL VERANO ES UN BUEN MOMENTO PARA EDUCAR EN SALUD Y NUTRICIÓN

Asimismo, la experta nutricionista asegura que los meses de verano, al no depender de horarios para ir al colegio, son una buena época de inculcar a los niños el hábito de realizar un desayuno correcto, incluyendo lácteos, hidratos de carbono, además de ingerir frutas y verduras de temporada a lo largo del día.

Durante esta época los padres también pueden conseguir que se limite el uso de la bollería comercial, los platos precocinados desequilibrados, las golosinas, los frutos secos o los fritos comerciales.

"El verano puede ser una buena época para intentar establecer unos hábitos de vida más saludables, reforzando además la actividad física y valorar qué estrategias son más adecuadas para mantener esos hábitos el resto del año", subraya.

UNO DE CADA 4 NIÑOS PRESENTA DESNUTRICIÓN CUANDO INGRESA EN EL HOSPITAL

Por otra parte, esta experta ha alertado de que uno de cada cuatro niños presenta desnutrición en el momento del ingreso hospitalario y que, al igual que sucede con los adultos, en muchos casos esa desnutrición aumenta a lo largo de la estancia en el hospital.

"La alimentación de un niño enfermo para con respecto a la de un niño sano no difiere significativamente en la calidad aunque sí de manera cuantitativa, si bien es cierto que deben ajustarse los aportes, fundamentalmente de calorías y proteínas, en función del estado de nutrición previo y de la enfermedad que presenten", explica.

Los últimos estudios epidemiológicos realizados confirman que uno de cada tres niños españoles tiene sobrepeso y uno de cada cinco es obeso, siendo España uno de los países europeos que mayor tasa de obesidad infantil presenta y, sobre todo, en el que la obesidad infantil aumenta más rápidamente.

Esta situación es el resultado, asegura Enterría, de cambios en la alimentación llamada tradicional y en la disminución de la actividad física. "Hay un mayor consumo de alimentos preparados con elevado contenido en grasa saturada y azúcares simples y que en cambio aportan pocos micronutrientes --vitaminas y minerales--, como bollería, dulces y golosinas, frente a un consumo muy por debajo de lo recomendado de fruta, verdura, legumbres", zanja.