El NIDA está desarrollando vacunas para el tratamiento de adicciones como la nicotina, la metanfetamina y la cocaína
MURCIA, 19 Abr. (EUROPA PRESS) -
El Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas (NIDA) de Estados Unidos ha desarrollado un novedoso tratamiento denominado probufina para combatir la adicción a la heroína que es más eficiente que los medicamentos precedentes, porque elimina el síndrome de abstinencia y evita la administración de fármacos, al ser un implante subcutáneo que libera la sustancia.
El director clínico en Farmacoterapias y Consecuencias Médicas del Abuso de Drogas en el NIDA, Iván Darío Montoya Bravo, ha presentado este viernes el tratamiento a nivel mundial en la 40 edición de las jornadas de la Sociedad Científica Española de Estudios sobre el Alcohol, el Alcoholismo y las otras Toxicomanías (Socidrogalcohol), que reúnen en Murcia los mejores expertos en adicciones.
El NIDA presentó hace tres semanas los resultados obtenidos en los ensayos con probufina a la Food and Drug Administration (FDA), que es la agencia que aprueba los medicamentos en Estados Unidos, según ha informado Montoya a Europa Press. Previamente, el fármaco ha sido analizado por un comité que le ha otorgado una valoración "positiva" y ha recomendado a la FDA su aprobación.
El doctor Montoya confía en que la probufina esté disponible "muy pronto" en Estados Unidos, y aclara que el tratamiento no se ha probado todavía en España.
VENTAJAS FRENTE A LA 'BUPRENOFINA'
En este sentido, recuerda que en España sí hay probado otro tratamiento para la heroína, llamado buprenorfina, que es algo parecido a la metadona pero, en vez de ser un agonista completo de los opiáceos, es un agonista parcial, por lo que no produce tanta dependencia.
Sin embargo, lamenta que en el caso de la buprenorfina, los pacientes "tienen que tomar el medicamento todos los días" y, a veces, sufren unos periodos de síndrome de abstinencia "muy severos".
Dados estos inconvenientes, los científicos del NIDA han desarrollado la probufina, que es un implante que se coloca debajo de la piel y su efecto en el paciente dura seis meses.
Por lo tanto, lo único que requiere la probufina es una pequeña operación de cirugía para colocar el implante bajo la piel, y esto protege al paciente durante seis meses, por lo que puede prescindir de "tomar drogas en la calle, tomar medicamentos o rellenar prescripciones".
El doctor Montoya valora positivamente este avance porque "va a permitir que los pacientes puedan seguir trabajando y desarrollando sus actividades". Cree que es especialmente importante para personas que viajan, porque normalmente tienen que llevar la metadona o la buprernofina consigo y pueden tener problemas en la aduana.
Además, la probufina no produce ningún síndrome de abstinencia, porque el implante "libera unos niveles constantes de buprenorfina". Esto evita "los picos y las caídas" del otro tratamiento, que conlleva el síndrome de abstinencia, que se produce cuando los niveles en sangre de la buprenorfina "caen por debajo de cierto nivel".
El síndrome de abstinencia produce un cuadro médico con "dolores musculares, dolores abdominales, náuseas, vómitos, diarrea y piel de gallina".
OTRAS VACUNAS
Montoya ha explicado que el NIDA está evaluando la seguridad y la eficacia de otros medicamentos y vacunas para el tratamiento de adicciones como la nicotina, la metanfetamina y la cocaína. El doctor explica que la meta última es erradicar el consumo de estas drogas, pero admite que es algo "utópico".
En este sentido, señala que la investigación para desarrollar la vacuna contra la nicotina está en fase 3, lo que significa que está siendo evaluado y probado en humanos, concretamente, en muestras muy grandes de pacientes con tabaquismo.
Respecto a la vacuna para la cocaína, los científicos del NIDA terminaron hace muy poco de recoger los datos del ensayo con pacientes, pero todavía no están listos los resultados. La vacuna contra la metanfetamina también se está probando en humanos, pero los estudios han comenzado recientemente, anuncia.
El doctor Montoya no se ha atrevido a hacer ningún vaticinio respecto a estas vacunas: "si los resultados son positivos es perfecto, pero en caso contrario hay que volver a hacer investigaciones para ver qué falló". De hecho, recuerda que los científicos ya han desarrollado hasta dos estudios en fase 3 de la vacuna contra la nicotina, pero ambos casos hubo fallos.
En cualquier caso, el mecanismo es similar en las vacunas contra la nicotina y la cocaína, ya que en ambos casos se trata de una sustancia biológica que se inyecta en el organismo y estimula el sistema inmune del paciente para producir anticuerpos.
De esta manera, cuando el individuo consume cocaína o nicotina, estos anticuerpos atacan inmediatamente la droga en la sangre e impiden su llegada al cerebro, abortando el efecto de euforia o de placer. Gracias a este tratamiento, la adicción se extingue "eventualmente", reconoce Montoya.
Hasta ahora, la vacuna sólo se ha investigado con fines terapéuticos, es decir, sólo para los que tienen la adición, pero reconoce que, eventualmente, en el futuro se podría pensar en su uso para prevenir la adicción.
El doctor Montoya admite que la vacunación en adictos puede provocar el síndrome de abstinencia, pero señala que en estos casos, se debería llevar a cabo de forma paralela un tratamiento sintomático del síndrome de abstinencia.