WASHINGTON (ESTADOS UNIDOS), 15 (Reuters/EP)
El Centro de Estadísticas de Salud de Estados Unidos ha concluido un estudio cuyos resultados certifican que más del 40 por ciento de las personas que presentan algún trastorno depresivo son también fumadoras, un matiz que debe tenerse en cuenta a la hora de iniciar el tratamiento en ambos casos.
El estudio contó con unas 5.000 personas y detectaron que el 43 por ciento de los hombres de unos 20 años y con depresión fumaban, casi el doble del porcentaje (22%) que consumía tabaco pero no padecían este trastorno mental. El porcentaje de fumadores más alto entre los hombres lo encontraron en la franja de los 40 a los 54 años, donde fumaba más de la mitad de los encuestados con depresión y apenas un cuarto (26%) de los pacientes sanos.
Asimismo, entre las mujeres de 40 a 54 años, de las que estaban con depresión, el 43 por ciento eran fumadoras, comparadas con el 22 por ciento de las que no tenían depresión; mientras que el 55 por ciento de las mujeres deprimidas entre los 20 y los 39 años tenía el hábito de fumar.
Los autores de esta investigación detectaron además que los pacientes con depresión tienden a ser fumadores más empedernidos y, mientras más profunda es la depresión, más fuman.
Tras estos datos, concluyen que los fumadores que quieran iniciar un tratamiento de deshabituación tabáquica deberán iniciar también un tratamiento frente a la depresión. Además, "los pocos estudios que han examinado la capacidad de abandonar el cigarrillo en personas con depresión han demostrado que, con un tratamiento intensivo, las personas con depresión pueden dejar de fumar y conseguir la abstinencia".
De hecho, "estos servicios de cese intensivo habitualmente utilizan tratamientos que también se usan para la depresión, como la terapia de comportamiento cognitivo y los medicamentos antidepresivos", agregaron Laura Pratt y Debra Brody, autoras del estudio.
En Estados Unidos se estima que cerca del 7 por ciento de las personas adultas sufrió algún tipo de depresión entre 2005 y 2008, mientras que el tabaco provoca cerca de 443.000 fallecimientos al año, según datos de los Centros de Control y Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés).