MADRID, 21 Ene. (EUROPA PRESS) -
El 88 por ciento de los cuidadores de los enfermos con Alzheimer son mujeres, normalmente la pareja o la hija del mismo, y su dedicación les influye en tal medida que hasta uno de cada tres (30%) toma psicofármacos incluso después de la muerte del enfermo.
Así se desprende los resultados de un estudio elaborado conjuntamente por la Fundación Alzheimer España y el Departamento de Psicología Clínica de la Universidad Complutense de Madrid, que ha tratado de analizar la situación de los cuidadores de estos enfermos cuando dejan de serlo.
Según ha explicado el secretario general de FAE, Jacques Selmes, estos personas suelen dedicarse a cuidar a su familiar enfermo durante unos seis años de su vida, lo que "les obliga a prescindir de su tiempo de ocio, sus vacaciones o sus relaciones sociales, y les llevá a un estado de casi exclusión social".
Sin embargo, y aunque la mayoría de los ex cuidadores afirma que el fallecimiento de su familiar supone un "descanso" para ambos, muchos reconocen sufrir un "fuerte estado de ansiedad" porque no estaban preparados para afrontar la pérdida, hasta el punto de asegurar que volverían a cuidar a su familiar "de la misma manera".
En concreto, y según los resultados del estudio, el 35 por ciento presenta algún episodio de depresión (frente al 55% de los cuidadores en activo), mientras que el 33 por ciento tiene algún problema de ansiedad )(frente al 42% de los cuidadores en activo).
Esto les lleva a muchos de ellos a mantener el consumo de psicofármacos, sobre todo ansiolíticos, que estaban tomando cuando estaban al cuidado de estos enfermos. En concreto, según los resultados de este estudio, el 50 por ciento de los cuidadores toma algún tipo de psicofármacos y, cuando dejan de serlo, hasta uno de cada tres (30%) los sigue manteniendo.
Estos datos reflejan una realidad "muy dura", reconoce el doctor Selmes, ya que supone el doble del consumo de la población general (14%), observando además como el consumo se mantiene tres años después del fallecimiento.
Igualmente, los resultados del estudio muestran como estos excuidadores tienen una valoración de su salud mental "mucho más negativa" en comparación con la población general de la misma edad.
PEOR SI NO TIENEN AYUDA DEL RESTO DE LA FAMILIA
Además, en el estudio han observado que los cuidadores que tenían una carga importante o menos ayuda del resto de familiares son "los que más difícil lo tienen para readaptarse a su vida normal".
Sin embargo, explica este experto, en el estudio no se ha podido definir en qué momento hay que iniciar un abordaje psicológico de estos cuidadores, "si durante o después del duelo".
En general, en la mayoría de los casos las familias optaron por no institucionalizar al paciente, pero de las que lo hicieron, el 44 por ciento acudía a visitarle diariamente, durante un periodo medio de 15 meses. No obstante, en estos casos, aumentaron entre los familiares los sentimientos de culpabilidad, la ansiedad e incluso los síntomas de depresión.