MADRID, 22 Nov. (EUROPA PRESS) -
Un total de 4.294 médicos han sido atendidos entre 1998 y 2016 por padecer algún tipo de trastorno mental y/o adicciones a susancias que puedan afectar a su práctica profesional, según datos publicados por la Organización Médica Colegial (OMC) con motivo del 20 aniversario del Programa de Atención Integral al Médico Enfermo (PAIME).
Esta singular iniciativa, única en España desde el ámbito profesional y "referente" en Europa, según ha resaltado el presidente de la OMC, Serafín Romero, nació en el Colegio de Médicos de Barcelona para atender a los colegiados, a través de asistencia sanitaria, social, apoyo legal y asesoramiento laboral, que sufren problemas psíquicos y/o adictivos, con el objetivo de ayudarles a desarrollar su puesto de trabajo con garantías y a la rehabilitación.
El PAIME, que actualmente está implantado en todas las comunidades autónomas en el ámbito de los respectivos colegios de médicos, se encuentra bajo el paraguas de la Fundación para la Protección Social de la Organización Médica Colegial (FPSPOMC), que actúa como coordinador a nivel nacional y financia junto a las administraciones públicas los programas de intervención.
En este punto, las organizaciones de médicos, y más concretamente el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, Jaume Padrós, lamenta que la financiación no sea cien por cien pública. Solo Cataluña y Extremadura la cubren completamente, ha asegurado. En el resto de los casos, los gastos son compartidos entre organizaciones y entidades. Igualmente, Padrós ha apostado por la creación de un centro asistencial a nivel nacional para atender a los casos más graves.
"20 años después, hablar de que los médicos podemos padecer un problema de salud mental o adicciones ya no es un problema gracias a este programa. Nadie duda de la necesidad del PAIME, tenemos que seguir desarrollando este compromiso deontológico y que sea la propia profesión la que garantice el ejercicio profesional. A veces, hay miedo a reconocer que podemos enfermar y ser un riesgo para los pacientes. Este programa es una garantía para los ciudadanos", ha resumido Serafín Romero sobre los primeros veinte años del programa, que ha reclamado sea "bien de utilidad pública".
Para hacer frente a este tipo de situaciones, los colegios de médicos garantizan la buena praxis de los afectados para con sus pacientes a través del PAIME, ayudándoles también a la rehabilitación a nivel personal. "Hace 20 años constatamos dos fenómenos: detrás de la mala praxis a menudo hay un trastorno mental y/o adicción; los médicos cuando enfermamos no actuamos como decimos a nuestros pacientes. No aceptamos consejos de nadie y, además, rehúyen de ser identificados en las salas de espera por sus colegas o los propios pacientes", ha explicado Padrós.
SE CAMBIAN LOS APELLIDOS DE LOS AFECTADOS
"Los más estigmatizados con nosotros mismos somos los médicos. Ese problema lo tenemos que afrontar de cara", ha reflexionado el presidente del Colegio de Médicos de Barcelona, que a continuación ha comentado una de las claves del éxito de la iniciativa: la confidencialidad. De hecho, se cambian los apellidos de los médicos afectados durante su tratamiento para que no puedan ser identificados.
Resaltando las cualidades del programa, que ofrece una respuesta "preventiva y rehabilitadora, y deja lo disciplinario como último recurso", ha animado a profesiones que administran derechos fundamentales de las personas, como policías, jueces o pilotos de avión, a adoptar este tipo de iniciativas que cuida de la salud mental de los profesionales.
HASTA EL 12% DE MÉDICOS PUEDE SUFRIR ADICCIÓN O TRASTORNO
Según ha comentado Padrós, se estima que hasta el 12 por ciento de los médicos en ejercicio pueden sufrir a lo largo de su vida profesional un trastorno mental o una adicción al alcohol y a otras drogas. A nivel nacional, según ha apuntado Romero, en torno al 3,5-4 por ciento de los participantes en el programa ha tenido que ser expulsados de la profesión.
En comparación con el último informe, realizado en el año 2014, el PAIME atendió hasta 2016 a 323 médicos, un número similar al registrado en los últimos 7 años, fecha desde la que la OMC, a través de su Fundación para la Protección Social, lleva analizando la evolución de los casos registrados. En 2016, el trastorno mental ha sido el principal motivo de la demanda de ingreso en el programa (75,8%), seguido de alcoholismo (9,3%) y drogas (7,3%). En el 7,7 por ciento de los casos, los médicos atendidos presentaban patología dual (trastorno mental más adicción).
En cuanto al número de consultas, se han realizado 6.573 a lo largo de 2016, 19 más que el último de 2014. Del total de atendidos, 279 han causado baja laboral (176 más que en 2014), con una medida de incapacidad laboral transitoria de 140 días. 78 médicos han requerido hospitalización, número similar al de 2014, con una estancia media de 34 días.
Por comunidades, las seis con mayor número de casos han sido Cataluña (2.048, porque es el lugar donde nació y donde está más implantado este programa), Andalucía (698), Madrid (416), Navarra (223), Castilla y León (158) y Castilla La Mancha (133). Así, por cada 1.000 colegiados, las comunidades líderes en ingresos son Cataluña, Ceuta y Melilla, Navarra, Andalucía, Cantabria y Castilla La Mancha.
CADA VEZ MÁS MUJERES
En cuanto al sexo de los afectados, hay un cambio en la tendencia con respecto al informe de 2014, ya que en este periodo existe un mayor porcentaje de mujeres afectadas por problemas de salud mental (52,5%) que hombres. Además, se ha incrementado la medida de edad de las mujeres con estos problemas, que ha pasado de 36 años de media en 2014 a 44 en 2016. Romero y Padrós han puntualizado que, a nivel general, desde 1998, la incidencia total ha sido mayor en hombres.
Por edad, el colectivo más afectado es el de entre 51 y 60 años (28,7%), seguido del 41-50 (27,9%), 31-40 (22,1%), más de 61 (13,5%) y menos de 30 (7,8%). En este punto, Padrós ha reclamado trabajar más en la prevención, empezando en el grado de Medicina, donde se produce "un abuso de psicofármacos y estrés emocional". Más tarde, los MIR "son un colectivo especialmente vulnerable en la detección de estas grandes patologías", ha añadido.