MADRID, 6 May. (EUROPA PRESS) -
La Fundación Española del Corazón (FEC) y la Sociedad Española de Cardiología (SEC) han recomendado que, tras el periodo de confinamiento, se vuelva a realizar deporte de una manera gradual y controlada para evitar a su vez problemas a nivel cardiovascular.
"Cuando dejamos de hacer ejercicio aparece una desadaptación cardiaca y vascular, lo que lleva a una subida de la frecuencia cardiaca y de la presión arterial. Además, se ven perjudicados otros órganos, sobre todo a nivel osteomuscular, haciendo que el sistema cardiovascular se vea sometido a un mayor esfuerzo ante un ejercicio similar al que estábamos acostumbrados antes del confinamiento", ha comentado el doctor del el doctor del Grupo de Trabajo de Cardiología del Deporte de la SEC, Domingo Pascual Figal.
Y es que, la vuelta al ejercicio supone, además de un mayor incremento en la respuesta de la frecuencia cardiaca y la presión arterial, una mayor elevación de las catecolaminas, unas sustancias que pueden llevar a desencadenar arritmias e, incluso, un infarto agudo de miocardio.
"Si salimos a caminar y nos sometemos a un esfuerzo moderado, la subida de frecuencia cardiaca y de la presión arterial van a ser también moderadas y no se va a producir un gran estrés fisiológico", ha detallado el cardiólogo.
Sin embargo, apostilla, si un sistema cardiovascular desadaptado se enfrenta a una salida brusca a un ejercicio físico al que nos hemos desacostumbrado, la respuesta de ese sistema va a ser exagerada de tal forma que subirán mucho las pulsaciones, la presión arterial y aumentarán las catecolaminas, la adrenalina y la noradrenalina. "Todo esto puede provocar la rotura de placas de ateroma en las arterias coronarias produciendo un infarto agudo de miocardio", ha avisado el doctor.
LO MEJOR: MÁS VOLUMEN Y MENOS INTENSIDAD
A la hora de retomar la práctica de ejercicio físico hay dos conceptos importantes a los que prestar atención: el volumen y la intensidad. "Hay que tener muy en cuenta lo que hacíamos antes. No es lo mismo la desadaptación de una persona que antes hacía deporte a diario, que la de otra que lo hacía tres días en semana", ha puntualizado.
Si bien se puede aumentar progresivamente el volumen de ejercicio hay que limitar su intensidad. "Esto quiere decir que si antes salíamos a caminar o correr tres días en semana, ahora podemos salir todos los días de forma que aumentamos el volumen, pero con una intensidad disminuida, leve o moderada en estas fases iniciales", ha recalcado.
Además, aumentar el volumen, entendido como duración, va a permitir una readaptación al ejercicio físico más rápida. En este punto, Figal ha comentado que no se debería plantera lo que se hacía antes del confinamiento en un periodo inferior al tiempo que se ha estado confinados.
Otro punto importante es que la oxigenación es fundamental a la hora de hacer ejercicio, puesto que si no hay una buena oxigenación se somete a un mayor estrés y el ejercicio puede ser más contraproducente. Por eso, a juicio del experto, lo ideal, más que el uso de mascarilla, es mantener la distancia de seguridad.
La mayor parte de síntomas que indican un problema en el corazón, como pueden ser la disnea o la angina de pecho, entre otros, aparecen durante el ejercicio. En personas mayores o con patologías cardiacas previas, el hecho de haber estado inactivas puede haber llevado a un empeoramiento de estas enfermedades y que haya pasado desapercibido.
Finalmente, el experto ha destacado la importancia de prestar atención a la posible presencia de estos síntomas durante la vuelta a la actividad física. En caso de que aparezcan hay que consultar de forma inmediata. "También aquellas personas con factores de riesgo cardiovascular deben mantener un control y seguimiento de los mismos, en especial de la presión arterial, cuando retomen la práctica de ejercicio", ha zanjado.