MADRID 29 Mar. (EUROPA PRESS) -
Este fin de semana tendrá lugar el cambio de horario primaveral y a las dos de la madrugada del sábado al domingo se adelantarán los relojes una hora, una modificación que, aunque no provoca por si sólo alteraciones psiquiátricas relevantes, sí que puede agravar las ya existentes.
Así lo ha aseverado José Antonio López Rodríguez, vicepresidente de la Asociación Española de Psiquiatría Privada (ASEPP), que recuerda que este cambio de hora "quebranta" de forma "brusca" la adaptación progresiva del cerebro al cambio de luz solar.
Esto puede hacer que el cerebro "se estrese, provocando alteraciones en el sueño, un cansancio físico mayor de lo habitual, irritabilidad, cierta tristeza o leves cuadros de ansiedad", ha reconocido este experto, si bien "en dos o tres días se readapta".
Sin embargo, en personas con algún problema psiquiátrico "se notan más los efectos de este cambio de hora y lo que comienza siendo un pequeño trastorno adaptativo deriva en un sintomatología más notable".
"Cuando estos síntomas tienden a perdurar no es debido, en ningún caso, al cambio de hora, sino que más bien podríamos decir que el cambio de hora ha sido el detonante de un trastorno de ansiedad o del sueño existente previamente en el paciente", ha insistido.
En este sentido, destaca López Rodríguez, aquellas personas que padecen insomnio o dificultades para conciliar el sueño verán agravados sus problemas para dormir, al igual que las que tienen un trastorno de ansiedad pueden sufrir esos días un cierto grado más de angustia.
"Es cierto que el cambio de hora primaveral suele afectar más a aquellas personas que padecen ansiedad, mientras que el cambio horario otoñal afecta más a aquellos pacientes que sufren depresión".
En esta misma línea y, a título personal, el doctor asegura que tras la modificación horaria primaveral se nota en la consulta un aumento de pacientes.
ALONDRAS Y BÚHOS
El cerebro recibe la luz a través de la retina que la pasa al núcleo supraóptico y éste al hipotálamo, encargado de regular la secreción de las dos sustancias (melatonina y cortisol) que ayudan a regular los ritmos circadianos de luz y de vigilia/sueño.
Mientras que la melatonina nos ayuda a adaptarnos a los ritmos de luz, el cortisol marca nuestros ritmos internos, permitiéndonos distinguir entre vigilia y sueño, actividad y descanso.
En este punto, López Rodríguez ha explicado que se pueden establecer dos grupos según el ritmo de cortisol, las alondras y los búhos. Mientras que las alondras tienen los niveles muy altos por las mañanas y por tanto son muy activos, los búhos tienen estos niveles más altos por las tardes.
Esto hace que aquellas personas con un "perfil búho" puedan padecer más los efectos del próximo cambio de hora que aquellos con un "perfil alondra".
En cualquier caso, y para tratar de minimizar los efectos provocados por el cambio horario, recomienda "mantener los mismos hábitos, acostarse a la misma hora sin dejarse llevar por el "todavía hay luz". "El sueño requiere de rutina y monotonía, el sueño es muy aburrido", ha concluido.