MADRID, 10 Ago. (EUROPA PRESS) -
El incremento de la temperatura durante el verano produce un aumento de la mortalidad de la población general de entre un uno y un tres por ciento, una cifra que se eleva hasta el seis por ciento en el caso de las personas que sufren enfermedades respiratorias, según datos de una investigación publicada por la European Respiratory Society (ERS) el mes de agosto.
La neumóloga y coordinadora del Área de Enfermedades y Medio Ambiente (EROM), la doctora Cristina Martínez, explicó en declaraciones a Europa Press que las temperaturas elevadas de verano en zonas soleadas y secas provocan la reacción de la luz ultravioleta con el NO2, producido sobre todo por el tráfico de automóviles, y que aumenta la formación de ozono en las capas bajas de la atmósfera.
Así, esta contaminación del aire, o 'smog' fotoquímico, que se observa en la atmósfera por presentar un color marrón rojizo, produce inflamación de las vías aéreas e irritación en enfermos respiratorios, sobre todo en pacientes con enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), infecciones en el tracto respiratorio o asma.
Según destacó, las zonas más afectadas son los lugares donde hay un mayor tráfico, aunque matizó que "curiosamente", una vez que se forma el ozono, es fácil que, siguiendo en contacto con más contaminación, tienda a desdoblarse y, una vez formado en las zonas donde no hay más contaminación, se mantiene. En este sentido, destacó que "las zonas más peligrosas son las periferias de las grandes ciudades".
OLAS DE CALOR Y DESHIDRATACIÓN
En cuanto a las olas de calor, señaló que aumenta la deshidratación e indicó que existen datos epidemiológicos que muestran que aumenta la mortalidad, morbilidad e ingresos hospitalarios de enfermos respiratorios crónicos. Por ello, señaló que hay que luchar contra estos efectos desde dos frentes.
"Es aconsejable la hidratación y el enfriamiento de las zonas, es decir, el aire acondicionado que, aunque contribuya al consumo de energía y a la contaminación, hay que hacer un uso racional de él para alcanzar unas temperaturas correctas, en torno a los 25 grados", dijo. Asimismo, destacó que es necesario no exponerse demasiado al sol y a las horas del día más calurosas, y hacer ejercicio físico en este momento del día.
Según explicó la doctora Martínez, las personas con asma o EPOC sufren una agudización de su enfermedad, se produce más inflamación bronquial, más obstrucción y, en ocasiones, hay también más infecciones víricas en estos casos, las que se producen con más frecuencia en esta época del año. "Cuando hay olas de calor, unido a los momentos de más 'smog' fotoquímico, es el momento en el que se perciben más hospitalizaciones", apuntó.
Por ello, recomendó evitar el enfriamiento, y usar el aire acondicionado de forma racional, así como las medidas clásicas, como buscar la sombra o cerrar la casa en las horas calientes del día. "Lo más peligroso es que en las grandes ciudades se mantienen las temperaturas y no bajan durante la noche, y en determinadas viviendas, que a lo mejor están caldeadas porque son los primeros pisos", advirtió. Además, precisó que las personas sanas también pueden complicaciones, como los niños, que pueden padecer un menor desarrollo pulmonar a causa de la contaminación y el aumento de las temperaturas.