Reuters
MURCIA, 30 Ago. (EUROPA PRESS) -
Los efectos del calor afectan más a las personas de lo que uno piensa y en mayor o menor medida en función de las características personales y físicas de cada uno, ya que las personas con la tensión baja o con problemas de circulación son más vulnerables, así como los que no están acostumbrados a altas temperaturas como ocurre en la zona norte del país.
Así lo ha asegurado la psicóloga María Jesús Álava, quien en declaraciones a Europa Press, apuntó que los niños y personas mayores resultan más sensibles ante los efectos del calor, produciendo una mayor irritabilidad.
"Cuando el calor llega de golpe a nivel piscológico produce además cansancio generalizado, apatía, decaimiento, astenia, agotamiento, sensación de malestar", y en algunas personas, explicó, "mucho negativismo y mal humor, impaciencia y en definitiva dificultades de convivencia".
Una de las causas claves, a su juicio, es lo difícil que es conciliar el sueño, lo que provoca insomnio, y que uno se despierte ya con un alto nivel de ansiedad, que implica que ante cualquier cosa se sienta "muy alterado".
Además aumenta la agresividad. Y es que, subraya, "está muy unido, y no por falta de casualidad, que muchos de las conductas de mayor agresividad y de los sucesos más violentos que se producen en el país a lo largo del año tienen lugar precisamente durante el verano bajo los efectos del calor".
Hay determinadas personas, --aquellos que tienen un nivel de autocontrol emocional más bajo--, apuntó, "que en estas situaciones se disparan". Un problema añadido, remarcó, "es que ellos lo auto-justifican con mucha facilidad". "Tienen tal estado de activación de ansiedad que saltan a la mínima y para ellos la causa o culpa la tiene la persona contraria", explicó.
"Se aguanta mucho peor los problemas típicos de la convivencia con el calor que con otra estación del año. Hay personas que se ponen muy beligerantes y ante esto", aconseja, "intentar no hacerles frente porque incrementará aún más el estado de ansiedad".
Algo a lo que se une el psicólogo Juan Carlos Sánchez, del hospital Morales Meseguer, que añade que es la unión de tres condiciones lo que provoca estos cambios. Se trata del calor en exceso y de los cambio de residencia, así como de los hábitos durante las vacaciones de verano.
"El calor afecta al sueño y los cambios de residencia y hábitos de vida hacen que el descanso disminuya y aparezca como efecto el cansancio, la apatía, el decaimiento, la debilidad, la desmotivación, que día tras día lleva a cambios de humor, al negativismo y la impaciencia", indica.
Lo que provoca, subrayó en declaraciones a Europa Press, "un aumento de las discusiones familiares, de las rupturas de pareja y de otros sucesos que pueden llegar a tocar los límites de la violencia".
TONELADAS DE BUEN HUMOR
Se da la circunstancia, explica la doctora Mª Jesús Álava, que las mujeres y los hombres tienen un concepto diferente del calor, "mientras a ellas les gusta tomar el sol durante horas, a ellos les resulta poco estimulante". Por lo que, señaló, "hay que buscar ciertos acuerdos en la forma de compaginar los horarios y las actividades en común, sobre todo en época estival".
Y es que, insistió, el calor produce mayor irritabilidad y tensión en el hombre y en la mujer más decaimiento, además ésta es capaz de soportarlo durante más largo plazo. Asimismo, es aconsejable el descanso y conseguir dormir, "además del autocontrol, mucha dosis de paciencia y toneladas de buen humor".
En el caso de los más pequeños, los expertos aconsejan que duerman más de lo habitual o una 'siesta' y hagan mucho ejercicio físico a horas recomendables y a ser posible en el agua, bajando la temperatura corporal. En los adultos, recomiendan una ducha fría y si no es posible, mojarse las muñecas con agua fría durante dos o tres minutos.
Otros de los consejos es beber mucha agua y a pequeños sorbos. "La hidratación contribuye a equilibrarnos mucho, incluso a nivel emocional", señaló Álava, al tiempo que aconsejó no hacer demasiado ejercicio físico violento en el sol "porque produce una mayor irritabilidad".
Lo recomendable, puntualizó, es normalizar los horarios. Además, remarcó el doctor Sánchez, de favorecer al máximo el descanso, encontrar actividades motivantes que contrarresten el abatimiento del propio verano, aprovechar el tiempo libre, hidratarse y seguir una alimentación equilibrada, además de evitar las exposiciones al sol en las horas centrales del día.