PAMPLONA, 29 Ago. (EUROPA PRESS) -
En España uno de cada diez niños padece problemas psicológicos durante la infancia y la adolescencia, sostiene la doctora de la Unidad de Psiquiatría Infantil y Adolescente de la Clínica Universitaria Pilar Gamazo, con motivo de un curso sobre enfermedades infantiles que se celebra en la Universidad de Navarra.
Así, señala que mientras que en los varones la incidencia es superior en la primera y media etapa de la infancia, el porcentaje femenino aumenta en la adolescencia.
Para esta especialista, en general los síntomas emocionales y conductuales de estas dolencias "tienden a ser permanentes y no se solucionan sin ayuda externa". En este sentido, destaca que la idea de que el niño superará estos problemas por sí solo resulta "totalmente falsa".
"Además, a menudo resulta complicado detectar las perturbaciones psicológicas, ya que pueden ir acompañadas de sintomatología física en lugar de mental". Por este motivo, insiste en la necesidad del respaldo de la familia y los profesionales sanitarios.
Dentro de las enfermedades más frecuentes, Gamazo se refiere a la gravedad del trastorno por déficit de atención e hiperactividad, ya que el 56% de los niños que lo padecen requiere apoyo individualizado y el 30% de ellos repite cursos escolares. Asimismo, entre el 30 y el 40% asiste a aulas de educación especial y un 35% no termina con éxito la enseñanza secundaria, manifiesta.
A este respecto, Pilar Gamazo concluye que uno de los hábitos más eficaces descritos para prevenir las afecciones psicológicas en edades tempranas es una nutrición adecuada, junto con el control del crecimiento y la promoción de la salud.
EL PAPEL DE LA PEDAGOGÍA HOSPITALARIA
Las jornadas, a las que asisten más de 60 educadores y especialistas sanitarios, han sido organizadas por el departamento de Educación de la Universidad de Navarra. En su apertura, Luis Sierrasesúnaga, director del departamento de Pediatría de la Clínica Universitaria, subrayó la calidad de la atención hospitalaria a menores en la Comunidad foral. "Las aulas educativas de las que disponemos resultan fundamentales para no romper la cadena formativa de los niños", recordó.
Por otro lado, Belén Ochoa, profesora de Terapia Familiar, codirectora y organizadora del encuentro, destacó que el diagnóstico de una enfermedad infantil "afecta, en primer lugar, al niño que la padece, al obligarle a adaptarse a una nueva vida; pero también al resto de la familia, que sufre alteraciones radicales de su rutina diaria". Esto, según declaró la experta, puede provocar efectos devastadores en el núcleo familiar, "que suelen agravarse si se da una hospitalización prolongada y no se recibe el apoyo externo necesario".