MADRID 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
Cada año se amputan en España cerca de 10.000 extremidades inferiores a causa de la diabetes, según indicó el presidente de la Federación de Diabéticos Españoles (FEDE), el doctor Ángel Cabrera, con motivo del III Congreso Europeo de Paciente, Innovación y Tecnologías.
Este experto señaló, en declaraciones a Europa Press, que la mitad de los pacientes con diabetes no cumple con el objetivo del tratamiento. De ellos, los jóvenes son los que mejor se adhieren al tratamiento, a diferencia de las personas entre 50 y 70 años, que en su mayoría se trata de pacientes polimedicados. "Las personas mayores no conocen la gravedad y peligrosidad de la diabetes porque, en muchos casos, nunca se lo han explicado", dijo.
Según comentó, cuando los pacientes mayores se olvidan de tomar la pastilla piensan que no ocurre nada, pero llega un momento en que sí que pasa factura, porque la diabetes no duele, por lo que tampoco se puede percibir el efecto del tratamiento. En este sentido, añadió que "cuando se diagnostica a un paciente muchas veces el médico le dice que tiene el azúcar un poco alta, cuando le deberían haber advertido acerca de las complicaciones irreversibles que tiene".
Por ello, destacó que es necesario implicar a los médicos, al entorno y a la familia. "Hace falta motivación, y ha de darla el médico en la consulta, pero es complicado por la falta de tiempo y la presión asistencial que les limita mucho en el tiempo", dijo, añadiendo que han de explicar al paciente las circunstancias que va a encontrar y lo que puede suceder en el futuro.
Asimismo, destacó la importancia de la conversación entre el médico y el paciente. "Se ha de hablar sobre progresos para que el paciente considere que el esfuerzo que hace merece la pena, y hay que pactar para que mejore el tratamiento y el paciente vea que no es una imposición del médico", indicó.
Además, subrayó la importancia de que exista empatía entre el médico y el paciente, así como la claridad de la información que le transmita. En el caso de las personas mayores, señaló que habría que simplificar la medicación, de forma que le sea más fácil al paciente.
EDUCACIÓN COMO PREVENCIÓN
El doctor Cabrera indicó que el problema de la mala adherencia es una educación deficiente, porque "si al paciente se le advierte acerca de las circunstancias negativas, y de cómo al hacer las cosas bien, la vida le puede ir mejor". Según lamentó, la prevención cuesta dinero y las comunidades autónomas no se quieren gastar el dinero en ello.
Por ello, propone la educación diabetológica como solución. Según explicó, por un lado está la formación hospitalaria, dirigida al diabético tipo 1, que se lleva a cabo con frecuencia, pero no de forma mantenida en el tiempo. En el caso de la tipo 2, que representa al 90 por ciento de los pacientes y que es la más grave, es difícil encontrar en centro de salud, y cuando se imparte algún tipo de curso es por iniciativa del personal sanitario. "Pedimos que sea una educación continuada y reglada, para lo que habría que formar a los médicos y enfermeros en primer lugar", indicó este experto.
Entre las consecuencias negativas de una mala adherencia al tratamiento de la diabetes, el doctor Cabrera indicó que puede acortar la esperanza de vida, y señaló que si no se sigue una dieta adecuada y el paciente es "anárquico" en el seguimiento de la terapia pueden aparecer problemas coronarios, de vista, de riñón, problemas arteriales, amputaciones, y otras complicaciones que pueden hacerle perder la vida.