Una de cada 3.000 embarazadas puede padecer un tumor de mama

Actualizado: viernes, 9 marzo 2007 14:41

MADRID, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -

El retraso en la edad de concepción contribuye a que se diagnostiquen cada vez con más frecuencia tumores mamarios en mujeres embarazadas. Según la doctora Amparo Ruiz, del Servicio de Oncología Médica del Instituto Valenciano de Oncología (IVO), se registra un caso de cada tres mil gestantes.

Con motivo del VI Simposio Internacional del Grupo Español de Investigación en Cáncer de mama (GEICAM), la experta destacó que, en general, están aumentando el cáncer de mama entre las jóvenes españolas. "Puede que existan factores genéticos, aunque sin duda influye el estilo de vida americanizado, rico en grasas animales", explicó el doctor Miguel Martín, presidente del GEICAM. Otra de las explicaciones, coincidió, es el retraso en la maternidad, ya que tener hijos siendo joven reduce el riesgo de sufrir cáncer de mama.

"El embarazo precoz dejará de ser un factor protector en la incidencia de cáncer de mama, por el retraso en la edad de la gestación", señaló. El 6,5 por ciento de todos los cánceres de mama se diagnostican en mujeres menores de 40 años. La incidencia de cáncer de mama durante el embarazo oscila entre el 0,2 y el 3,8 por ciento, pero en las mujeres en edad fértil (menos de 45 años) la frecuencia alcanza el 7-14 por ciento.

Las autoridades sanitarias orientan los programas de detección precoz a mujeres entre los 50 y 69 años, "aunque lo ideal es que esa recomendación se amplíe progresivamente y empiecen a hacerse a partir de los 45", señaló Antonia Gimón, presidenta de la Federación Española de Cáncer de Mama (FECMA). En aquellos casos en los que haya algún antecedente familiar, se recomienda una primera mamografía incluso antes.

RETRASO EN EL DIAGNÓSTICO.

El retraso en el diagnóstico del cáncer de mama es un problema añadido. En concreto, tarda casi el triple en mujeres embarazadas que en las no gestantes (11 meses contra 4), lo que implica peores posibilidades de curación. Se calcula que un retraso en el diagnóstico de 3 a 6 meses incrementa el riesgo de metástasis de un 5 a un 10 por ciento.

"Dado que la mama durante la gestación sufre una serie de cambios en su consistencia y tamaño, la mujer no debe asumir que cualquier cambio es normal, sobre todo si aprecia nódulo, endurecimiento en una zona de la mama, o si aparecen signos inflamatorios localizados o difusos en la misma", explicó. Ante esta situación la mujer debe consultar con su ginecólogo sin demora para un diagnóstico exacto, dijo.

Los métodos son la mamografía, que se puede realizar con protección incluso en el primer trimestre del embarazo; la ecografía, que no supone riesgos; y la biopsia, que es obligada en lesiones sólidas. El 90 por ciento de los cánceres de mama se diagnostica en estadio no diseminado, por lo que en la mayoría de pacientes no es necesario realizar estudios radiológicos que impliquen riesgo para el feto, salvo que exista indicio de metástasis.

Los resultados del tratamiento también son independientes del embarazo. "Existe la falsa creencia de que el pronóstico del cáncer de mama en mujeres embarazadas es peor pero esto no es así si comparamos a estas mujeres con no embarazadas con el mismo estadio", aclaró Ruiz.

TRATAMIENTO SIN RIESGOS PARA EL FETO.

Aunque durante mucho tiempo se ha aconsejado la interrupción del embarazo en caso de un cáncer de mama, la experta dijo que se ha comprobado que la supervivencia de las pacientes no se incrementa por interrumpirlo y ahora ya se puede tratar a estas mujeres sin riesgos para el feto. El tratamiento es similar al de mujeres no gestantes, con la diferencia de que los riesgos de determinados tratamientos para el feto son muy altos en el primer trimestre del embarazo, mientras que en el segundo y tercer trimestre "el riesgo es mínimo".

Tampoco existe inconveniente en que una mujer se quede embarazada una vez que su cáncer ha remitido, aunque se recomienda esperar al menos un año tras finalizar el tratamiento para comprobar que no existe recaída.

Algunos hospitales han comenzado a explorar la posibilidad de congelar la corteza ovárica antes de la quimioterapia, de modo que se pueda reimplantar si ha habido algún daño en la capacidad reproductora debido a la medicación. Estas técnicas, todavía en fase experimental, pueden ser una buena alternativa para mujeres jóvenes con diagnóstico de cáncer de mama que necesiten seguir tratamiento con quimioterapia y que deseen en un futuro, quedar embarazadas, dijo la experta.