MADRID, 3 Abr. (EUROPA PRESS) -
El brote de botulismo originado en Turquía por las inyecciones gástricas de toxina botulínica para perder paso ya alcanza los 87 casos, según ha informado este lunes el Centro Europeo para el Control y la Prevención de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés).
Esto supone 20 casos más que el 10 de marzo, cuando se produjo la última actualización del organismo europeo. Alemania es el país más afectado, con 30 afectados (18 más que el 10 de marzo), por delante de Austria (1), Francia (1), Suiza (2, uno más) y Turquía (53).
Todos los pacientes fueron sometidos a intervenciones médicas entre el 3 de febrero y el 1 de marzo destinadas a ayudarles a perder peso con inyecciones gástricas de toxina botulínica. Por el momento, hay casos leves como graves, aunque ya se han producido varias hospitalizaciones e ingresos en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI). Los hospitalizados han recibido tratamiento con antitoxina botulínica.
Las investigaciones llevadas a cabo por las autoridades turcas han revelado que la toxina botulínica, aunque autorizada, se administraba "fuera de lo indicado para el tratamiento de la obesidad mediante inyecciones intragástricas". En consecuencia, ya en marzo se suspendieron las actividades de los departamentos de dos hospitales y se abrieron investigaciones contra las partes implicadas.
La inyección de toxina botulínica intragástrica en animales y humanos se emplea en ocasiones como tratamiento para la obesidad, aunque no está autorizada en España. Su efecto incluiría el retraso del vaciamiento gástrico y la inducción de saciedad temprana, con la consiguiente disminución de la ingesta y la pérdida de peso. Sin embargo, presenta más riesgos que otras operaciones para la pérdida de peso, ya que esta toxina en dosis altas es peligrosa.
Ante este riesgo, el ECDC ha pedido "encarecidamente" a los ciudadanos europeos que eviten los tratamientos intragástricos con toxina botulínica contra la obesidad en Turquía, ya que "actualmente se asocian a un riesgo significativo de desarrollar botulismo".
El organismo europeo ha aconsejado a las personas que hayan viajado a Estambul e Izmir para someterse a este tratamiento y presenten síntomas compatibles con botulismo (debilidad, dificultad para respirar y/o tragar) que acudan al médico "lo antes posible".
No es la primera vez que el ECDC investiga casos similares de botulismo. En 2019, Francia notificó un caso sospechoso de botulismo en una mujer de 25 a 44 años tras una inyección intragástrica de la neurotoxina botulínica en Egipto para perder peso. Después, tuvo que ser hospitalizada a su vuelta a Francia.
Además, una alerta de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre productos médicos de agosto de 2022 informó de cinco lotes falsificados de neurotoxina botulínica en cinco países: Jordania (mayo de 2022), Turquía (mayo de 2022), Kuwait (junio de 2022), Reino Unido (junio de 2022) y Polonia (julio de 2022). Sin embargo, el ECDC "desconoce si estos lotes se han utilizado para el tratamiento en los casos notificados hasta ahora".
En el pasado también se han notificado brotes de botulismo iatrogénico, a veces relacionados con neurotoxina botulínica falsificada o no autorizada, tras diferentes procedimientos clínicos, por ejemplo en Egipto y Turquía.
LA GRAVEDAD DEL BOTULISMO
El botulismo es una enfermedad neuroparalítica grave causada principalmente por la toxina botulínica, producto de la bacteria 'Clostridium botulinum'. La enfermedad se presenta de forma natural en cuatro formas diferentes: botulismo alimentario, intestinal, infantil y de heridas.
Hay otras dos formas de botulismo que no se producen de forma natural: por inhalación e iatrogénico, que es la forma más reciente de botulismo provocada por el hombre, mayormente en tratamientos médicos con pocas garantías. Así, la intoxicación puede producirse como acontecimiento adverso tras la administración de neurotoxina botulínica por razones terapéuticas o cosméticas.
Aunque se considera poco frecuente, las personas que reciben inyecciones de neurotoxina botulínica con fines cosméticos (por ejemplo, para las arrugas faciales) o tratamientos terapéuticos (por ejemplo, para el tratamiento de la espasticidad muscular) pueden desarrollar botulismo iatrogénico si se les inyecta una dosis excesiva.
Los síntomas del botulismo iatrogénico se caracterizan por debilidad y dificultad para tragar. Las toxicidades tras un tratamiento cosmético incluyen síntomas oftalmológicos y orofaríngeos (visión borrosa, párpado caído, dificultad para tragar y sequedad de boca), mientras que las toxicidades tras tratamientos terapéuticos están relacionadas con la dificultad para respirar y la debilidad.
Los síntomas del botulismo pueden ser muy graves y requerir un tratamiento de cuidados intensivos, así como la administración de una antitoxina. Incluso cuando se dispone de estos tratamientos, la recuperación completa suele tardar semanas o meses, tal y como recuerda el ECDC. En el caso del botulismo de origen alimentario, entre el 5 y el 10 por ciento de los casos son mortales.