MADRID 17 Jun. (EUROPA PRESS) -
El uso de la toxina botulínica o bótox, actualmente indicado en España para tratar las arrugas de expresión en el entrecejo, puede servir también para tratar las cefaleas o migrañas, según afirmó el jefe de Servicio de Dermatología del Hospital Ramón y Cajal de Madrid, Pedro Jaén, en el marco del 37 Congreso Nacional de la Academia Española de Dermatología y Venereología (AEDV) que se está celebrando en Madrid.
Según aseguró este experto, existen múltiples ensayos clínicos que dan evidencia científica a esta afirmación al haber demostrado una reducción de los episodios de migraña y, de hecho, en España "hay muchos neurólogos que lo utilizan" en las pacientes que presentan una agudización de esta enfermedad con fuertes jaquecas.
En estos casos, el bótox se inyecta en determinadas zonas musculares del cuero cabelludo donde se desencadenan las migrañas y su eficacia está "ampliamente demostrada" a pesar que, de momento, en España no hay una indicación específica para ello. En estos casos, explicó el doctor Jaén, se aplica mediante uso compasivo con el consentimiento del paciente y el profesional.
Además, al igual que su aplicación en otras zonas del cuerpo, "no es en absoluto peligroso" y el mayor daño que puede ocasionar es una parálisis muscular que, en cualquier caso, aseguró este experto, "es reversible en 6 meses".
De hecho, y ante la inminente comercialización del botox en España con indicación estética --Ganderma e Ipsen se harán a cargo de su lanzamiento al mercado con el nombre de 'Azzelure'--, el doctor Jaén quiso aclarar "falsos mitos" en torno a este tratamiento y aseguró que se trata de una toxina que "no genera resistencias en el organismo" aunque si que interacciona con muchos fármacos, como los aminoglucósidos, que pueden alterar su mecanismo de acción.
En cuanto su aplicación, aseguró que, como sucede para el tratamiento de las migrañas, el hecho de que disponga de una indicación específica no impide que si el especialista lo considera apropiado y cuenta con el consentimiento del paciente pueda emplearse en otras zonas del cuerpo, como la nariz, los labios, las comisuras bucales o el mentón.
En todos estos casos, advirtió, es necesario que los profesionales que lo apliquen estén familiarizados con la musculatura facial y sus funciones, así como con una habilidad para realizar infiltraciones en los puntos anatómicos adecuados.
No obstante, insistió en que los efectos secundarios más frecuentes como la caída del párpado, hematomas o la asimetría en las cejas que puede provocar son "absolutamente reversibles".