MADRID 24 Jun. (EUROPA PRESS) -
El botiquín de viaje veraniego básico debe contener material de cura, analgésicos, antiácidos, antidiarréicos, protectores solares y repelentes, según aseguran los expertos de la Asociación para el Autocuidado de la Salud (Anefp) con motivo del comienzo de la temporada estival.
De esta forma, los especialistas indican que estos productos y medicamentos son "esenciales" en un botiquín confeccionado para desplazamientos, y es que, éste es "el mejor compañero de viaje". Por ello, recomiendan revisar anualmente este elemento "y descartar aquellos productos que hayan caducado".
Ahondando en los elementos que el botiquín debe ofrecer, desde Anefp destacan algunos, como "las gasas esterilizadas, las tiritas, el algodón, las vendas y los productos antisépticos", todos ellos destinados a curar cortes y rozaduras. Estos dispositivos "ayudarán para limpiar la herida, desinfectarla y protegerla convenientemente", explica el director general de la asociación, Jaume Pey.
Por otra parte, es importante disponer de medicamentos para el alivio de dolencias leves, como "la acidez estomacal, las digestiones pesadas, el estreñimiento y la diarrea", problemas que pueden surgir debido al cambio de hábitos en la alimentación, sostiene. Ante ello, apuesta por "antiácidos, antidiarréicos y laxantes".
SE DEBEN INCLUIR TAMBIÉN ANTIHISTAMÍNICOS Y ANTIPIRÉTICOS
Otros medicamentos sin receta que se deben incluir en el botiquín de viaje son los analgésicos, antipiréticos y antihistamínicos. A ellos les deben acompañar fármacos para combatir el mareo, "especialmente si se van a hacer largos desplazamientos en coche, avión o barco", explica Pey.
Todas estas medidas son "muy útiles" y permiten aliviar y tratar las pequeñas complicaciones y dolencias que pueden surgir durante las vacaciones, señala. No obstante, el especialista indica que éstas se deben utilizar de forma adecuada y vigilar su fecha de caducidad, así como su estado de conservación.
De cualquier forma, subraya que el producto que nunca debe faltar es el protector solar, el cual "es recomendable sustituir en aquellos casos en que ha permanecido abierto desde el año anterior". Para él, es necesario tener en cuenta que la piel es el órgano más grande del cuerpo humano "y el que se encuentra más expuesto a los agentes externos".
En este sentido, afirma que aunque el sol "favorece el fortalecimiento de huesos y dientes, mejora el aspecto de la piel, estimula la inmunidad a molestias como los catarros y aumenta la sensación de bienestar", también puede acarrear "quemaduras, envejecimiento de la piel e, incluso, tumores cutáneos". Además, sostiene que la incidencia del cáncer de piel aumenta y los casos de melanoma "siguen siendo demasiado frecuentes".
Por todo ello, asegura que lo primero que hay que hacer a la hora de adquirir cualquier crema solar es "conocer el factor de protección que necesita cada tipo de piel". Tras ello, es necesario saber cómo aplicar el fotoprotector de manera correcta, algo que se consigue "extendiéndolo abundantemente por las zonas que quedan expuestas al sol", concluye Pey.