SEVILLA 18 Sep. (EUROPA PRESS) -
El bebé que el pasado 6 de septiembre fue operado en Sevilla de espina bífida a los ocho meses de gestación pasó ayer al área de hospitalización general del Hospital Infantil, después de permanecer sus primeras 24 horas de vida en la UCI neonatal y hasta ayer mismo en la Unidad de Cuidados Intensivos, según informaron fuentes del Hospital Virgen del Rocío consultadas por Europa Press, que añadieron, por otra parte, que la madre ya obtuvo el pasado viernes el alta hospitalaria.
Las mismas fuentes explicaron que el bebé, de nombre María y que al nacer pesó 2,075 kilos y midió 40 centímetros, "sigue evolucionando satisfactoriamente, su alimentación es oral y no presenta sondas, al igual que tampoco requiere de medicación alguna".
En cuanto a su posible alta hospitalaria, estimaron que, "si todo va bien, podría obtenerla en las próximas dos semanas". En cualquier caso, puntualizaron que "aún está pendiente" la cicatrización completa de las dos incisiones que el cuadro médico le practicó para realizarle los autoinjertos "en la zona de la medula espinal que estaba expuesta al aire, como consecuencia del defecto del tubo neural que presentaba".
Un equipo multidisciplinar integrado por 15 expertos del Virgen del Rocío de Sevilla, entre los que se encontraban neurocirujanos, cirujanos pediátricos, ginecólogos, anestesistas y miembros la Unidad de Genética y Reproducción, consiguieron realizar el pasado 6 de septiembre por primera vez en Europa y con éxito una cirugía fetal abierta a un bebé antes de que éste naciera, el cual sufría de espina bífida.
Los expertos que operaron a la pequeña ya puntualizaron que este tipo de intervención no cura la lesión, aunque sí reduce los riesgos de aparición de sus secuelas, así como la intensidad de este mal. Además, destacaron que nada más nacer el bebé ya movía correctamente las piernas --no sufrió parálisis en sus miembros inferiores--, además de que tampoco sufría problemas de control de sus esfínteres, dos de los síntomas que caracterizan a esta enfermedad, que también puede ocasionar hidrocefalia y retraso mental.
En concreto, la intervención por cirugía fetal abierta se realizó el pasado 31 de julio, a las 26 semanas de gestación --apenas seis semanas después de detectarse esta grave anomalía congénita--, por espacio de tres horas y 20 minutos y cuando el feto apenas alcanzaba los 900 gramos de peso.
En cuanto a la operación en sí, la misma ofreció gran complejidad, puesto que conllevaba un alto riesgo de perder el niño. En dicha operación, que requirió de hasta dos semanas previas de entrenamiento con simulación, intervinieron 15 especialistas, que también contaron con la colaboración de expertos de EEUU y Brasil.
Para corregir el defecto del tubo neural, este equipo de especialistas precisó abrir el útero materno, sacar al exterior la región anómala del feto, corregirlo y volverlo a introducir en la cavidad uterina para proseguir su curso natural de maduración.