Las madres son quienes más cometen las agresiones, que se producen principalmente de noche y afectan a menores de tres años
Los tipos de agresión más frecuentes son las quemaduras corporales, el envenenamiento, los traumatismos y el estrangulamiento
PALMA DE MALLORCA, 16 Abr. (EUROPA PRESS) -
Baleares es la tercera comunidad autónoma con una mayor concentración de casos de menores que han perdido la vida a manos de sus padres, al registrar el 11 por ciento de las 42 víctimas de filicidio que ha habido en España en los últimos veinte años, según revela una investigación de la forense y psicóloga clínica catalana Rosa Sáez, a partir de 31 sentencias condenatorias contra progenitores emitidas entre 1987 y 2004.
La comunidad balear sólo es superada por Cataluña, con el 19 por ciento de los casos, y Madrid (14 por ciento), detalla Sáez, que atribuye esta especial incidencia al hecho de que sean zonas con una elevada densidad de población. Además, considera que en estas áreas hay evidencias de más casos porque es "más difícil ocultarlos, al haber un mayor contacto entre las personas".
El estudio, realizado en un máster de la Universidad Autónoma de Barcelona, constata que la madre es quien comete más agresiones. Precisamente, Sáez se empezó a interesar en el tema a raíz de su participación como perito en un caso en que la mujer fue condenada a 20 años por causar graves lesiones a su hija, de sólo 40 días de vida. "El padre, cuando su mujer fue condenada, sufrió un duro golpe, porque se dio cuenta de que ella no era como él creía", recuerda.
En el 47 por ciento de los casos la mujer filicida actúa sola y en el 16 por ciento, en compañía del padre. "Generalmente, ella está al cuidado de los más pequeños y pasa más tiempo a su lado", explica la psicóloga clínica, quien destaca el "elevado porcentaje" de madres menores de 30 años que son filicidas, circunstancia que atribuye a la "falta de madurez para asumir las responsabilidades que comporta el rol materno".
Los menores de tres años son los más susceptibles de recibir agresiones que conducen al filicidio, especialmente aquellos bebés que no superan el año. Un hecho que, según Sáez, puede deberse a la existencia de 'cólicos del lactante', consistentes en el llanto excesivo del menor sin motivo aparente. "Esto provoca un gran estrés entre los progenitores a causa de la falta de sueño. Una falta de descanso que aumenta su impulsividad", arguye.
En su estudio, relaciona esta circunstancia con el dato de que la franja horaria en que se producen más filicidios transcurre entre las nueve de la noche y las dos de la madrugada. Se trata de un momento del día, expone el informe, en que los padres "están más cansados", lo que favorecería "un menor control de sus impulsos ante un comportamiento más activo y bullicioso de los niños".
TIPO DE AGRESIONES
En cuanto al tipo de agresiones que sufren las víctimas, las más frecuentes son, por este orden, el envenenamiento, las quemaduras corporales, los traumatismos, el zarandeo y el estrangulamiento. "Las víctimas de filicidio no reciben un solo tipo de agresión, sino varias", constata Sáez, quien indica que, en la mitad de los casos, estos ataques ocasionan la muerte del niño.
Ante la pregunta de qué impulsa a un padre a maltratar de esta manera a un hijo, la psicóloga clínica catalana expone como principales motivos la "venganza del cónyuge", causa registrada en el 19 por ciento de los casos, la "explosión de violencia" (14,3 por ciento), "imprudencia-abandono" (11,9 por ciento) y, finalmente, "psicosis aguda" (9,5 por ciento).
CONTEXTO DEL MALTRATO
Un estudio del Centro Reina Sofía para el Estudio de la Violencia aporta más datos para comprender el contexto en que se producen malos tratos, que afectan a siete de cada 10.000 menores españoles. En el caso de Baleares, el informe revela que el 46 por ciento de las agresiones tiene lugar en una familia tradicional, mientras que en el 28 por ciento de los casos el maltrato se produce en una monoparental (con sólo un padre o una madre).
En las islas, según esta investigación realizada en colaboración con el Programa Nacional de Epidemiología, dos de cada diez progenitores que agreden a sus hijos reconocen haber sufrido maltrato por parte de su pareja. El 43 por ciento de estos agresores asegura no tener buenas relaciones familiares y el 56 por ciento se encuentra en una situación de desempleo.