MADRID 2 Dic. (EUROPA PRESS) -
La trombosis venosa profunda, más conocida como síndrome de la clase turista, está aumentando debido a que cada vez se viaja más en avión, sobre todo en puentes o periodos de vacaciones, como la Navidad, lo hacen personas cada vez más mayores, según advierte el cirujano vascular del Hospital UPS Santa Teresa, Alejandro Moro.
Según ha explicado a Europa Press el doctor Moro, el síndrome de la clase turista, bautizado así por el llamativo caso que se dio en un paciente tras un viaje prolongado en avión, es la propensión a sufrir una enfermedad vascular tras realizar un viaje de más de cuatro horas, en avión, en coche o en autobús.
Los factores que lo originan son la inmovilidad prolongada, que eleva el riesgo de que la sangre se estanque; el hacinamiento; la deshidratación, ya que al sudar la sangre se coagula con más facilidad, y los cambios en la presión atmosférica.
Uno de cada 6.000 viajeros sanos puede sufrir este síndrome. También corren este riego el 3 por ciento de los viajeros de riesgo, entre quienes están los que tienen problemas de obesidad, las embarazadas, las personas que miden más de 1,90 metros o menos de 1,60; las mujeres que toman anticonceptivos orales; quienes presentan varices o alteraciones en la coagulación y quienes sufren cáncer, entre otros.
Este síndrome tiene fácil tratamiento. La dificultad radica en su diagnóstico, ya que el problema "no siempre da la cara al término del viaje, sino que aparece días después y el paciente puede no relacionarlo o confundirlo con un hormigueo incómodo en las piernas por el viaje, pues 1 de cada cinco personas que realiza viajes largos puede sufrir hormigueos en las piernas que no causan más problemas", dice.
Al aparecer esta trombosis se pueden dar dos casos: que los coágulos que aparecen en las piernas sean pequeños o grandes. Si son pequeños, se disuelven y el paciente puede superarlos sin darse cuenta. "Si son grandes, se manifiestan con hinchazón y dolor de pantorrilla y la pierna está caliente y azulada", indica.
En los casos más graves, el coágulo comprime la vena se suelta para viajar por las venas, pudiendo llegar al corazón y después al pulmón, donde podría provocar una embolia pulmonar. Sus síntomas son fatiga y dolor torácico. Además, puede ser mortal. Este problema puede darse en entre un 1 y 5 por ciento de los casos.
Para evitarlo es clave la prevención. Se puede lograr con medidas sencillas, como parar un rato cada dos horas, si se viaja por carretera; hacer ejercicios con las piernas, si se va en avión, como subir las rodillas con la espalda apoyada en el respaldo, o realizar inspiraciones profundas, que acelera la circulación.
También es útil beber agua con regularidad, porque desespesa la sangre, y evitar dormir durante estos viajes largos, ya que se puede coger una postura incómoda, que ayude la aparición del síndrome. Por ello, se desaconseja tomar sedantes o alcohol. Sería perjudicial también llevar ropa o zapatos ajustados. El experto aconsejando descalzarse, si se lleva calzado incómodo.
Sobre la posibilidad de tomar medicamentos para la prevención, el doctor Moro advierte de que tomar 'Aspirina' de forma regular no protege frente a este síndrome, ya que "no está demostrada científicamente su eficacia". Para la población de riesgo, lo adecuado es utilizar medias de compresión y medicarse con heparina, antes y después del viaje.