MADRID 18 Jun. (EUROPA PRESS) -
El doctor Pere Munné, experto en toxicología del Hospital Clinic de Barcelona, ha alertado sobre el incremento de jóvenes que consumen de jarabes y productos para la tos, euforizantes y ansiolíticos con fines no terapéuticos, se trata del 'pharming', una moda que reconoce el abuso de medicamentos sobre todo aquellos que contienen codeína, metilfenidato, benzodiacepina, alprazolam y dextromethorphan.
Los efectos obtenidos con este consumo recreativo son diferentes según los principios activos ingeridos, pero la mayoría pretende lograr efectos euforizantes, alucinatorios o relajantes. Además, la principal fuente de acceso es el botiquín familiar en un 60 por ciento de los casos, mientras que del 40 por ciento restante, la mayoría lo obtiene en la oficina de farmacia legalmente (81%) y el resto son recetas falsas.
"El problema es que este 'pharming' se produce con medicamentos que llevan la etiqueta de no ilícitos, pues se dispensan en oficinas de farmacia, y la gente cree que pueden abusar de ellos con seguridad sin darse cuenta de los efectos adictivos y el peligro que conlleva para su salud", ha advertido Munné durante el XXII Congreso Nacional de la Sociedad Española de Medicina de Urgencias y Emergencias (SEMES) en la mesa redonda 'Actualizaciones en Toxicología clínica'.
Este experto en toxicología considera que los médicos deben ser rigurosos en sus recetas para que las dosis de los envases que prescriben se ajusten a las necesidades terapéuticas. A su juicio, "el consumo de determinados medicamentos de venta en oficinas de farmacia es un paso previo para el consumo de otros productos más peligrosos y adictivos".
Según los estudios manejados por este ponente, los adolescentes y jóvenes son los primeros consumidores de estos medicamentos que se dispensan en oficinas de farmacia, bien prescritos por el médico o de libre dispensación sin receta.
"En Estados Unidos hasta 21 millones de chavales hacen 'pharming'", según Munné. Pero también se ha detectado un incremento de la venta y del consumo por parte de muchos padres de medicamentos prescritos para sus hijos tratados de hiperactividad o trastornos de atención, como es el caso del metilfenidato.
USO DE DROGAS EN ROBO Y LA VIOLACIÓN
Por otra parte, los expertos reunidos en el congreso anunciaron la necesidad de incentivar las medidas preventivas sobre el uso de drogas para el robo y la violación, lo que se denomina sumisión química, que consiguen el sometimiento de las víctimas y que no dejan rastro después de ocho o 12 horas de ingerirlas.
Esta es la razón por la que no haya estudios en España que cuantifiquen un problema importante pero de difícil denuncia, ha explicado el doctor Ángel Bajo, profesor y médico de urgencias del Hospital Universitario de Salamanca. "No podemos saber si esa persona ha sido drogada porque cuando vienen lo hacen demasiado tarde como para detectarlo en un análisis", señala.
Con todo, el alcohol está presente en un 70 por ciento de los casos, pero destacan el éxtasis líquido o GHB (gamma hidroxibutílico), benziocepinas, sustancias que se suministran casi siempre sin que la víctima lo sepa, sea el caso de una violación o robo. En este último aspecto, son las prostitutas quienes más lo llevan a cabo con sus clientes, especialmente el rohipnol.
"Entre el 17 y el 20 por ciento de las agresiones sexuales, unos 1.200 casos aproximadamente, se producen por uso de estas drogas que te desinhiben y te producen una amnesia retrógrada. No es una leyenda urbana, son hechos reales que se producen en nuestro país y que requieren de las autoridades una atención especial como ocurre en Francia, Reino Unido o Estados Unidos, que cuentan con protocolos de actuación para casos de violaciones y agresiones sexuales", explica.