Asturias tiene una prevalencia "superior" a la media europea de babesiosis, similar a la malaria

Estrella Montero y Luis Miguel González, del Laboratorio de Referencia de Investigación en Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII).
Estrella Montero y Luis Miguel González, del Laboratorio de Referencia de Investigación en Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII). - ISCIII
Publicado: viernes, 7 julio 2023 10:50


MADRID, 7 Jul. (EUROPA PRESS) -

Un estudio del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) realizado en Asturias ha concluido que la babesiosis, una infección similar a la malaria causada por un parásito y transmitida por la picadura de una garrapata, tiene una prevalencia en esa comunidad autónoma "superior a la de la mayoría de países europeos".

En concreto, los autores de la investigación desvelan un mayor riesgo de babesiosis en personas que anteriormente han contraído la enfermedad de Lyme, también causada por la picadura de este artrópodo, lo que confirma la posibilidad de contraer ambas zoonosis de forma consecutiva o simultánea tras la exposición a las garrapatas en áreas geográficas donde las dos enfermedades son endémicas.

Así, los resultados recuerdan la importancia de estudiar y vigilar enfermedades emergentes en zonas geográficas con poca prevalencia en infecciones zoonóticas, pero con riesgo de que estas puedan aumentar por causas diversas.

Los autores de este estudio han evaluado de forma retrospectiva la seroprevalencia de la babesiosis entre la población asturiana que había sido diagnosticada antes de enfermedad de Lyme. Se han analizado datos entre 2015 y 2017, periodo que abarca los años intermedios en los que se produjeron dos casos graves de babesiosis humana en Asturias.

Los autores advierten de que la alta seroprevalencia de la babesiosis en estos pacientes anteriormente infectados con Lyme sugiere que Asturias "es una zona de riesgo emergente para la babesiosis, por lo que es recomendable aumentar la vigilancia".

En concreto, la seroprevalencia de la babesiosis entre personas anteriormente infectadas con enfermedad de Lyme (que aumenta el riesgo de coinfección tras picadura de garrapata) se ha cifrado en un 39,2 por ciento tras realizar análisis para detectar el parásito 'Babesia divergens', causante de la babesiosis.

Este porcentaje se traduce en una prevalencia de esta infección en Asturias de más de 7 personas por cada 100.000 habitantes, cifras que superan la seroprevalencia estimada previamente para la babesiosis en diversos países europeos.

Los investigadores no han encontrado diferencias en cuanto a epidemiología y factores de riesgo entre los pacientes infectados únicamente por el parásito 'Borrelia burgdorferi', causante de la enfermedad de Lyme, y los infectados por 'Borrelia burgdorferi' que cuentan con anticuerpos IgG frente a 'Babesia divergens' (es decir, los coinfectados con Lyme y babesiosis).

Este último grupo de pacientes que han sufrido ambas infecciones de forma consecutiva o simultánea vivía en la zona central de Asturias, tenía un curso clínico moderado y desarrollaba respuestas inmunitarias humorales diferentes frente al parásito causante de la babesiosis.

Las conclusiones del estudio señalan que el parásito 'Babesia divergens' circula desde hace varios años en Asturias, y que los resultados epidemiológicos y de seroprevalencia hacen de esta comunidad "una zona de riesgo creciente para esta zoonosis".

Los autores recomiendan a las autoridades sanitarias prestar atención al potencial riesgo de la babesiosis humana en Asturias y en otras regiones con grandes superficies forestales de España y Europa, en las que la infección podría ser una enfermedad emergente con riesgos para la salud pública.

Estrella Montero y Luis Miguel González, del Laboratorio de Referencia de Investigación en Parasitología del Centro Nacional de Microbiología del ISCIII, son los autores principales del trabajo, en el que también han colaborado los médicos Víctor Asensi y Julio Collazos, así como los equipos científicos de diferentes hospitales de Asturias, el Hospital de Galdácano de Vizcaya y la Universidad de Helsinki, en Finlandia.