MADRID 5 Jul. (Reuters/EP) -
Un estudio realizado por investigadores brasileños ha confirmado que los pacientes con apnea del sueño sufren más problemas respiratorios durante los meses de más fríos del año. Hasta ahora ya se había confirmado que los cambios de peso y las alergias estacionales aumentaban el número de privaciones respiratorias durante la noche.
"Se registraron más eventos relacionados con trastornos respiratorios durante el sueño invierno que en otras temporadas", explica el líder del estudio Cristiane María Cassol de la Universidade Federal do Rio Grande do Sul.
El estudio, publicado recientemente en la revista 'Chest', busca conocer el impacto de los cambios de clima sobre estos pacientes. Para ello utilizó datos de pacientes de una clínica del sueño, vigilando especialmente las veces que el descanso de los pacientes se vio perturbado por las pausas en la respiración.
El estudio, que incluyó a más de 7.500 pacientes, ha sacado en conclusión que podría deberse a varias causas, aunque coge peso que en invierno se intensifica los problemas en las vías respiratorias superiores, lo que intensifican la gravedad de los síntomas; también señalan que el uso de chimeneas podría aumentar sus prevalencia ya que el humo de la madera para calentar los hogares aumenta también problemas en la vías respiratorias.
Luego, los investigadores compararon la gravedad de la apnea de los pacientes teniendo en cuenta las condiciones climáticas de la época, como la humedad, la temperatura y la contaminación del aire.
Los pacientes que se estudiaron en los meses más fríos durante la tenía más descansos durante la noche en la respiración que aquellos que buscaron tratamiento durante los meses más cálidos.
Durante el invierno, los pacientes dejaron de respirar un promedio de 18 veces por hora en comparación con las 15 veces por hora durante el verano. Asimismo, en la clínica se pudo observar pacientes con problemas graves más graves en invierno, hasta contabilizar que dejaron de respirar más de 30 veces por hora.
Asimismo, se descubrió que ciertas condiciones meteorológicas, tales como alta presión atmosférica y la humedad y los altos niveles de monóxido de carbono contaminante del aire, empeoran los casos de apnea. Aunque, el estudio no pudo determinar si era el mismo clima que fue responsable de las apneas más graves.