MADRID 23 Mar. (EUROPA PRESS) -
Las anomalías metabólicas en los niños obesos podrían asociarse con la baja calidad de su dieta, según sugiere un estudio del Hospital Infantil y el Centro de Investigación de Oakland en California (Estados Unidos) que se ha hecho público durante las sesiones científicas 2011 de la Asociación Americana del Corazón.
Los autores señalan que los adolescentes obesos pueden sentirse sanos, pero que las pruebas de sangre muestran que tienen inflamación, resistencia a la insulina y altos niveles de homocisteina.
Según explica Ashutosh Lal, responsable del estudio, "las anomalías metabólicas sugieren que el proceso de desarrollar enfermedad cardiaca ya ha comenzado en estos niños, lo que hace crítico el que adopten cambios en el estilo de vida y en la dieta de forma definitiva".
Los investigadores compararon las dietas y los resultados de las pruebas sanguíneas de 33 jóvenes obesos de entre 11 y 19 años con los de otros 19 jóvenes de edades similares y un peso normal. La obesidad en los jóvenes se determina por un índice de masa corporal (IMC) superior al percentil 95 y el peso normal está por debajo del percentil 85. Dos terceras partes de los participantes de ambos grupos eran chicas. Todos ellos recibían atención médica general en una clínica del interior de Oakland.
Las pruebas sanguíneas revelaron que los niveles de proteína C-reactiva eran casi diez veces superiores en los niños obesos, lo que indicaba la inflamación presente en el organismo. Se descubrió resistencia a la insulina, un precursor de la diabetes tipo 2, y la necesidad de grandes cantidades de insulina para mantener los niveles normales de azúcar en sangre. Los niveles de homocisteína -un aminoácido relacionado con el mayor riesgo de enfermedad cardiaca- eran un 62 por ciento mayores que en los controles.
Los resultados también mostraron que los niveles de glutationa eran un 27,9 por ciento menores en los niños obesos y los niveles de glutationa oxidada eran un 125 por ciento superiores. La mayor tasa de glutationa oxidada y la no oxidada indica estrés oxidativo, un desequilibrio en la producción de radicales libres que dañan la célula y la capacidad del organismo para neutralizarlos. El estrés oxidativo conduce a más inflamación y a un aumento en los daños de los vasos sanguíneos y su endurecimiento.
La calidad de la dieta era pobre en todos los niños, baja en productos frescos, fibra y lácteos. En los cuestionarios, los niños obesos y de peso normal decían consumir cantidades similares de cereales, proteínas, grasas y calorías. Sin embargo, los niños obesos decían tomar menos raciones diarias de productos lácteos y tendían a tomar menos frutas. Las dietas de los niños obesos eran más bajas en potasio, vitamina C, D y A, que se encuentra en los lácteos fortificados y en las frutas y vegetales de colores más intensos.
"Los niños obesos estaban consumiendo muy pocas fuentes naturales de antioxidantes, frutas y vegetales, y podían estar necesitando más antioxidantes dada la inflamación asociada con su adiposidad extra. Para la salud de su corazón, los adolescentes obesos necesitan comer mejor y no sólo comer menos", concluye Lal.