Andalucía plantea gravar el alcohol y el tabaco para refinanciar la sanidad e insiste en que el copago "no es solución"

María Jesús Montero
EP
Actualizado: lunes, 2 agosto 2010 14:13

Rechaza implantar medidas como el copago y alaba otras como el céntimo sanitario, con el que prevén recaudar 137 millones anuales

SEVILLA, 2 Ago. (EUROPA PRESS) -

La consejera andaluza de Salud, María Jesús Montero, ha apostado por "seguir explotando" otras vías para refinanciar el déficit que soportan actualmente los sistemas sanitarios públicos de las comunidades autónomas, entre las que ha destacado "la posibilidad de gravar impuestos sobre el consumo de alcohol o tabaco".

En una entrevista con Europa Press, Montero ha aludido a este respecto al reciente informe Vilardell presentado por Cataluña en la última reunión del Consejo Interterritorial del Sistema Nacional de Salud (CISNS), en el que, "aunque lo que trascendió públicamente fue la posibilidad de implantar un copago sanitario, pese a que sólo se hacía referencia al mismo en un párrafo a lo largo de todo el informe, también se hacía especial hincapié a la introducción de medidas impositivas".

En opinión de la titular de Salud, instrumentos ya aprobados para refinanciar la sanidad como el gravamen a los hidrocarburos, conocido como el 'céntimo sanitario', "nos va a permitir recaudar, si el consumo y los precios de la gasolina se mantienen igual, en torno a unos 137 millones de euros anuales de forma finalista para la salud".

"Es una medida que compartimos, entre otras razones porque no repercute al precio del contribuyente, ya que las tablas de precios de las gasolinas son prácticamente similares en todo el Estado", ha explicado Montero en referencia a la reciente aprobación del 'céntimo sanitario' para ayudar a las arcas sanitarias andaluzas.

En cuanto a la posibilidad de gravar alcohol y tabaco, ha subrayado que estos elementos "están claramente relacionados con el deterioro de la salud", por lo que ha defendido que, "en términos políticos, sería una medida interesante".

No obstante, ha reconocido que, "al no estar transferidos los impuestos del alcohol y el tabaco a las comunidades, no nos corresponde a las administraciones autonómicas el decidir si implantamos o no este tipo estas medidas".

Aún con todo, ha defendido que "los consejos de Economía de las comunidades siempre han defendido explorar este tipo de fórmulas, aunque también admitiendo que un posible escollo fuese el cómo afectarían ese tipo de impuestos gravados --alcohol y tabaco-- al resto de valores económicos".

Sea como fuere, ha apuntado que en el Consejo de Política Fiscal y Financiera "lo que se han visto siempre son fórmulas de reducción del gasto, no así de incremento de la financiación, porque imagino que el Estado no abre ese debate a las comunidades, sino que lo tiene en su marco competencial".

Sin embargo, Montero ha sostenido en su entrevista con Europa Press que desde el seno del Sistema Nacional de Salud (SNS) "entendemos que se deben de articular fórmulas impositivas, sobre todo, de aquellos productos que tiene un impacto negativo en salud".

NO AL COPAGO

Respecto al establecimiento de un copago sanitario en el que el usuario pague una cantidad por los servicios asistenciales recibidos, Montero ha insistido que, pese a que el documento Vilardell sí ha recogido esa posibilidad como una alternativa, dicho informe "es muy amplio y no sólo plantea la necesidad de incorporar algún tipo de tasa en la utilización de servicios de forma muy tímida, sino que apunta a otro tipo de elementos que tienen más que ver con deducciones fiscales, como el pago del IVA o la compra de bienes y servicios".

Para Montero, lo "mas justo" sería aplicar fórmulas de redistribución de riqueza "y hacer compatible que cada uno pague en función de lo que tiene, es vía impositiva".

"Un mecanismo fiscal permite una mejor redistribución de la renta, entre otras razones porque el copago, al estilo tradicional que se ha planteado siempre, no consigue ni ninguno de los dos objetivos por los se defiende este fórmula".

Así, ha dicho que "ni consigue una capacidad recaudatoria que compensase el gasto administrativo que, a su vez, requeriría poner en marcha todo este mecanismo; ni tampoco consigue el que sea un elemento disuasorio contra un mal uso de los servicios sanitarios".

De hecho, ha zanjado que los países que han puesto en marcha estos mecanismos de copago "no sólo no han disminuido la frecuentación asistencial, sino que incluso han tenido un repunte".