Condenada a año y medio de prisión la mujer que ejerció como dentista sin título durante varios años en Jaén

Acusados en el juicio hoy
EUROPA PRESS
Actualizado: miércoles, 20 marzo 2013 17:25

Condenada a año y medio de prisión la mujer que ejerció como dentista sin título durante varios años en Jaén

JAÉN, 20 Mar. (EUROPA PRESS) -

El Juzgado de lo Penal número 1 de Jaén ha condenado a un año y medio de prisión a Ramona Z.O., la mujer acusada de ejercer trabajos propios de una profesional de la Odontología durante varios años, por la comisión de tres delitos de lesiones imprudentes hacia personas que acudieron a su clínica. Además, ha sido condenada a pagar una indemnización de un total de 31.279,94 euros a tres personas afectadas y una multa de 2.160 euros por el delito de intrusismo profesional.

En la sentencia, a la que ha tenido acceso Europa Press, se impone además una condena de multa de 1.080 euros al protésico dental que trabajó con la acusada como cooperador necesario de un delito de intrusismo profesional. Además, se condena a la misma multa al marido de la procesada como cómplice de este mismo delito.

Asimismo, en el fallo se establece como hechos probados que Ramona Z.O. y su marido, actuando como co-propietarios de la clínica dental han gestionado tres centros situados en los municipios jiennenses de Ibros, Quesada y Huesa, en los que se prestaba asistencia sanitaria consistente en actividad Odontológica sin contar desde 2004 con médico odontólogo colegiado.

De esta forma, la acusada, desde 2004 hasta noviembre de 2008, contando con la connivencia de su marido, que actuaba como administrador de la empresa, se hizo pasar por médico odontólogo colegiado, a sabiendas de que carecía de cualificación profesional correspondiente a la especialidad, puesto que solo contaba con la titulación de auxiliar dental e igualmente carecía del título académico exigido para el ejercicio de la profesión.

Sin embargo, realizó actos propios de la misma con aplicación de tratamientos dentales a varios clientes, entre ellos, uno al que la acusada le practicó una endodoncia y le empastó piezas dentales, para lo cual le inyecto anestesia local, le hizo radiografías y le prescribió medicación.

Como consecuencia de la actuación de la acusada, la perjudicada sufrió pérdida de una pieza de la cavidad oral que requirió para su sanidad además de una primera asistencia médica consistente en exploración clínica y radiográfica, tratamiento médico consisten en endodoncia, tardando en curar 47 días de los cuáles siete fueron impeditivos quedándole secuelas valoradas en un punto.

De igual modo, la acusada trató a otra cliente en el centro de Ibros realizándole tratamientos odontológicos desde 2004, colocándole 16 fundas por las que pagó 3.440 euros, más 120 euros por fundas provisionales. Fruto de esto, comenzó a sentir molestias acudiendo en varias ocasiones a revisiones hasta qu3 en 2007 la acusad el cambió la funda de arriba.

A pesar de lo anterior, la afectada continuaba con las molestias hasta que acudió a un dentista a Úbeda, donde le indicó que el tratamiento clínico no estaba realizado correctamente, ya que las terminaciones de las coronas estaban demasiado profundas subgingivalmente, invadiendo el espacio biológico más allá de los límites fisiológicos permitidos, presentando en la actualidad gingivitis generalizada con un tratamiento que asciende a los 8.009 euros.

De igual forma, otra cliente fue tratada personalmente en la clínica de Ibros, sacándole Ramona Z.O. varios dientes, como se extrae de los hechos probados en la sentencia, para lo que empleó anestesia inyectada colocándole a continuación prótesis. Sin embargo, "al no irle bien", sustituyó estas prótesis por otras fijas metalocerámicas entre 2006 y 2007. "Como continuaba con las molestias, la denunciante volvió varias veces la clínica de Ibros con inflamaciones en las encías". Así, por el tratamiento dado y las prótesis colocadas esta afectada abonó 5.950 euros.

Como consecuencia de la asistencia prestada por la acusada, la mujer ha presentado lesiones consistentes en falta de ajuste de sendas prótesis metalocerámicas que impiden la curación de gingivitis y de la periodontitis y necrosis pulpar de las dos piezas. Esto es debido "en parte a una higiene deficiente agravada por el mal ajuste de las prótesis, que provocan cúmulos de placa difíciles de higienizar". Así, esta cliente se ha sometido a tratamiento médico para paliar las lesiones con un coste de 8.954 euros.

Por último, también ha quedado probado que acudieron y fueron tratadas en su consulta otras dos personas dejando a salvo la posibilidad de reclamar en la correspondiente vía al no haberse ejercitado en forma la acción para reclamar en nombre de ellas.

"NO DIJO" QUE TUVIERA EL TÍTULO

En el juicio, celebrado el miércoles de la pasada semana, la acusada insistió en que "en ningún momento" manifestó a sus clientes que poseyera el título. Además, aseguró que trabajó en el centro de salud dental como "auxiliar de clínica". Así, negó haber puesto a sus pacientes anestesia "que no fuera en 'spray'", aunque reconoció que puso prótesis que dieron un resultado "fenómeno", a juzgar por la respuesta de sus clientes.

"No está bien que lo hiciera y hoy día estoy muy arrepentida". No obstante, argumentó que "en 2005 se fue la dentista y los trabajos se quedaron a la mitad", con lo que "por esta circunstancia" se lanzó a realizar distintas intervenciones, si bien "no conoce" los perjuicios que pudo provocar. Al respecto, en la vista comentó que "de 2005 a 2008" trabajó sin un odontólogo en el centro porque "el Colegio de Dentistas le decía a los colegiados que no trabajaran en su clínica".

De otro lado, admitió que prescribía tratamientos, incluidos antibióticos, que el paciente necesitaba "para que los llevara a su médico de cabecera y se los recetara". En concreto, en el membrete del papel que trasladaba a los clientes constaba el nombre de una de las odontólogas que habían trabajado en el centro, a pesar de que en ese momento ya no prestaba sus servicios allí, tal y como reconoció la acusada, que también ha confirmado que "se hacía pasar por Mónica", en lugar de Ramona.