Los analgésicos y ansiolíticos son los fármacos más utilizados con finalidades lúdicas, según un estudio

Actualizado: viernes, 2 marzo 2007 23:01


MADRID, 2 Mar. (EUROPA PRESS) -

Los analgésicos y ansiolíticos son los fármacos de los cuales se hace un mayor uso lúdico, siendo la codeína y el metilfenidato los principios activos más consumidos con este fin, en un 21 y un 11 por ciento respectivamente, según los datos recogidos por el Observatorio de Medicamentos de Abuso (OMA) y presentados en el marco de la segunda jornada de INFARMA 2007.

Según afirmó el director del OMA, Rafael Borrás, hay muchísimos medicamentos en los que, además de su uso terapéutico, mucha gente busca en ellos elementos lúdicos y recreativos y conlleva "un consumo abusivo".

De este modo, destacó que la ketamina es un anestésico "muy seguro" si se usa dentro de las indicaciones y dosis adecuadas pero que, en altas cantidades, puede tener efectos secundarios "muy peligrosos y llegar a generar una gran dependencia". Otra sustancia utilizada es el del cloruro de etilo, que se usa como anestésico local pero que si se aplica en la ropa y se esnifa "puede colocar, provocando euforia y alucinaciones".

En otros casos la sustancia se ingiere con una finalidad diferente a la que está prescrita como el misoprostol, un protector gástrico, que en dosis elevadas se utiliza como abortivo, una práctica habitual en países de Sudamérica y que también está llegando a España.

Por otro lado, el perfil mayoritario de esta tipología de consumidor es la de un hombre entre 25 y 45 años, algo que hace que su detección "suela ser complicada". Los elementos que hacen sospechar a los profesionales sobre un posible consumo irregular de estas sustancias son una preocupación mayor por el medicamento que por la enfermedad, no presentar receta o falsificarlas, comprar grandes cantidades o que se produzca una demanda reiterada.

Ante esto, Rafael Borrás advirtió de la importancia de concienciar sobre este problema y aumentar el control de los fármacos especialmente de aquellos que se pueden obtener sin receta, ya que pueden ser "igual de peligrosos que otros de prescripción médica".