PAMPLONA, 9 Mar. (EUROPA PRESS) -
En España hay más de 40.000 personas que están en tratamiento
renal sustitutivo mediante diálisis o trasplante renal. Esta cifra
irá creciendo en los próximos años, pero lo más preocupante es que
cerca de 1,7 millones de españoles tienen insuficiencia renal y no lo
saben. Son datos aportados por la Sociedad Española de Nefrología,
con motivo del Día Mundial del Riñón, que se celebra hoy jueves.
El riñón es el órgano que maneja la fase líquida que baña el
cuerpo humano y tiene la misión de depurar el organismo. Para ello,
se sirve de miles de pequeñas unidades funcionales. Diversos
factores, como el peso al nacer, condicionan la masa renal. Las
personas con leve insuficiencia renal tienen mayor predisposición a
padecer una enfermedad renal o cardiovascular, lo que puede suponer
una limitación de su calidad de vida a medio o largo plazo. Por ello
es fundamental diagnosticar precozmente a esta población asintomática
antes de que desarrolle una enfermedad, aseguró el doctor Javier
Lavilla, especialista de Nefrología de la Clínica Universitaria de
Navarra.
La insuficiencia renal es el factor de riesgo más importante
relacionado con la patología cardiovascular. Así, la depuración
insuficiente de la sangre acaba afectando a las arteria. Además,
supone un obstáculo importante para cualquier tipo de tratamiento
agresivo, como el oncológico, ya que muchos de los fármacos
quimioterápicos se eliminan a través del riñón.
FACTORES
Para la detección es importante la colaboración de los servicios
de Atención Primaria. Según el especialista de la Clínica
Universitaria, el riñón es el gran desconocido, "es víctima y verdugo
de numerosas enfermedades".
Existen diversos factores que pueden perjudicar la función renal o
facilitar la pérdida de unidades funcionales: hipertensión arterial
mal controlada, diabetes, obesidad, abuso de sal en la dieta, empleo
inadecuado de medicamentos, sobre todo antiinflamatorios, etc.
Para cuidar la salud renal conviene vigilar la tensión arterial,
peso y someterse a analíticas bioquímicas rutinarias de forma
periódica; llevar una dieta sana, mediterránea, con una ingesta de
líquidos adaptada a cada circunstancia personal (alrededor de 1.500
ml diarios); no automedicarse y evitar medicamentos que pueda afectar
al riñón de forma crónica.
Es fundamental realizar una revisión exhaustiva a nivel renal si
se detecta algún tipo de anomalía en los análisis de sangre y de
orina o si el organismo va a ser sometido a una situación extrema,
bien derivada de enfermedades graves (procesos oncológicos o
inflamatorios crónicos), intervenciones quirúrgicas complejas o el
empleo de tratamientos que puedan afectar al riñón.