MADRID 15 Abr. (EUROPA PRESS) -
AENOR ha actualiza la norma UNE 179003 sobre 'Servicios Sanitarios. Gestión de riesgos para la seguridad del paciente', que incluye por primera vez las tecnologías sanitarias en el proceso de identificación de los riesgos. Para su desarrollo ha contado con la participación de la Sociedad Española de Electromedicina e Ingeniería Clínica (SEEIC).
Así, según la nueva edición de la norma, las organizaciones sanitarias que deseen implantar un sistema para la gestión de riesgos deberán tener en cuenta en el proceso de identificación de los mismos las tecnologías sanitarias, así como las instalaciones, los equipos o los materiales.
La SEEIC recalca la necesidad de esta inclusión, ya que "en España se han realizado inversiones importantes en tecnología médica en muchos centros y esta tecnología cada vez es más eficiente, pero también más compleja, lo que ha provocado que los errores en su uso hayan aumentado de manera exponencial", explica Jesús Lucinio Manzanares Pedroche, presidente de la sociedad.
Por este motivo, añade, "era realmente necesario que se contemplaran las tecnologías sanitarias en este proceso de gestión e identificación de los riesgos para la seguridad del paciente".
A su juicio, la innovación tecnológica cada vez se centra más en sectores muy concretos y cada día las tecnologías de la información y los sistemas electromédicos están más integrados en los centros, "por lo que es imprescindible aumentar la vigilancia y seguridad en este sentido, siendo los técnicos de Electromedicina los garantes tanto de la calidad, como de la seguridad y equidad de la tecnología disponible".
Asimismo, ha destacado que la sociedad científica lleva años insistiendo en la necesidad de que todos los centros sanitarios cuenten con servicios de Electromedicina potentes y reconocidos, lo que repercutirá en una mejora de la calidad asistencial.
El objetivo es identificar y valorar los riesgos; reducir o eliminar los peligros a los que puede estar sometido el paciente en su tránsito por el sistema sanitario; reducir los incidentes y los eventos adversos relacionados con la atención sanitaria; gestionar los riesgos de forma proactiva; generar una mayor confianza en el sistema por parte de los pacientes y los profesionales; obtener mejores resultados clínicos; y obtener mejores resultados económicos al reducirse los gastos ocasionados por los daños producidos y mejorar la utilización de los recursos.